Victoria Masías es una mujer que trabaja para el CNI con un muy buen puesto como espía para infiltraciones. Lo único malo que ve en esto es que cada día tiene que ver a Jack Conway, el hombre que la saca de sus casillas.
Por decisiones y casualidade...
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Jack Conway
Estaba lloviendo a cántaros. Habíamos gastado tiempo en las paradas a comer y también porque Victoria se le ocurría hacer fotos del paisaje. Ahora ya estaba oscuro y con la lluvia me era difícil ver.
Un rayo se vio reflejado en el espejo retrovisor. Note como Victoria cerró los ojos y se encogió en el asiento, esperando el sonido del trueno. Cuando lo escuchó pegó un pequeño brinco en su lugar.
—¿En serio, Masías? ¿Miedo a los aviones y a los truenos?
—Amo la lluvia — dijo, agarrándose la cara — pero los rayos y truenos me cagan.
—Pareces una cría.
—¿No te sabes otro insulto? Siempre conque soy una cría, una infantil, inmadura. Cámbiale, ya aburren.
Solté una risa incrédula. No podía quedarse con la palabra en la boca.
Vio otro rayo e hizo lo mismo. Siempre esperando el horrible sonido del trueno. Pero esta vez retumbó también en las ventanas.
—¿Lo viste? — preguntó entre sorprendida y asustada — cayó por allá — señaló enfrente de nosotros, lejos de donde estábamos pero se podía ver con claridad.
—No estoy ciego, Masías.
Me miró de mala forma y se sentó bien. Cruzándose de brazos.
Decidí que era mejor ir a un hotel cerca de la carretera. Pasaríamos la noche ahí y eso era mejor que tener a Victoria quejándose. Además, tampoco quería que pasara un accidente con este clima.
—Te estás desviando — observó — ¿te irás por otro camino?
Negué.
—Pasaremos la noche aquí en un hotel. Está lloviendo mucho y los truenos...
—¿Lo haces por mí? — preguntó y no pude evitar notar un tono de burla y asombro.
—No, lo hago para que no ocurra ningún accidente.
Claro que lo hago por ella. Por lo menos así no escuchara ni vera tanto los rayos y truenos. Además, como dije antes, no se quejara tanto.
Hizo un pequeño sonido con su boca y se recargó completamente en el respaldo del asiento.
Minutos más tarde, ya habíamos llegado a la pequeña área. Habían distintos moteles a los lados de la carretera.
