28

700 61 13
                                    

Victoria Masías

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Victoria Masías



Nos subimos al coche y arrancó casi de manera automática. Me parecía gracioso la forma desesperada en la que manejaba y se quejaba en voz baja por alcanzar un semáforo en rojo.

Puse mi mano en su muslo de manera juguetona y noté como se removió. Subí un poco más y empecé a dibujar figuras invisibles en esa área.

—Masías... — y empezó a desviar su mirada a mí mano.

—Tienes razón, podemos causar un accidente.

Empecé a quitar mi mano pero él la detuvo, dejándola de nuevo en el lugar anterior pero poniendo su mano arriba de la mía.

Se removió de nuevo y la subió un poco más.

—Ahora la dejas ahí.

Solté una risilla.

Llegamos al cuarto del hotel. Me quite los tacones y apenas me enderecé Jack ya estaba besándome, llevándome hasta la pared y arrinconándome en ella.

Rodee mis brazos en su cuello y acaricié su cabello mojado.

Bajó sus manos hasta mis muslos, pasando sus dedos por debajo de la tela sin subir demasiado.

Solté un suspiro y empecé a deslizar su saco por sus hombros, tirándolo al suelo.

Nos guió hacia la cama, sentándose él primero y yo quedando entre sus piernas. Empecé a quitarle la corbata y sentía como soltaba suspiros mientras yo le daba pequeños besos en el cuello.

Sus manos estaban fijas en mis caderas y daba varios apretones entre más aumentaba los besos.

—No tienes que dejarlas ahí — tome sus manos y las guíe hasta la parte trasera de mis muslos — puedes tocar donde quieras, Jack.

—Quiero que estes cómoda — me dijo mirándome a los ojos — no voy a tocarte si no...

—Quiero que lo hagas — lo interrumpí y le robé en un beso.

—Joder... — se paró y subió sus dedos por mí espalda, llegando hasta el cierre de mi vestido — me tienes hecho un lío, Masías.

Empezó a deslizar los tirantes por mis hombros, siendo rozados por sus dedos.

—Quiero conocer cada rincón tuyo — su rostro estaba cerca de mi cuello y dejó un par de besos. Su respiración me daba cosquillas — ¿puedo hacerlo?

The mission || Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora