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Este ha sido el último capítulo del año uuuuh

Este ha sido el último capítulo del año uuuuh

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Victoria Masías

Nos estábamos preparando para ir al aeropuerto. Este era el último baile, este sería más grande y por ende, el destino era más lejos.

No he tenido la oportunidad de hablar bien con él, pero estaba decidida en que tenía que hacerlo.

El coche ya estaba listo y ahora solo quedaba subir las maletas. Jack abrió la cajuela, yo tomé mis cosas, listas para guardarlas ahí, pero mi compañero me quitó una de ellas con suavidad.

—Déjame, lo hago yo — me dijo y empezó a guardarlas.

—Gracias — musité con timidez.

Después de eso, nos subimos al coche y estuvimos unos minutos en silencio. Hasta que me decidí a hablar.

—Jack — lo llamé y él me dio una mirada rápida — no fui justa en cómo te trate esa noche. Perdón. Fui una pendeja.

Él se quedó callado.

—Y entiendo si no quieres hablar conmigo de nuevo después de esta misión y... — jugué un momento con mis dedos — no me arrepiento de nada de lo que hicimos antes.

—Ya sabía que no te arrepentías — me comentó burlón — Yo también he sacado un poco el tema de tu padre, lo siento — hizo una mueca y me señaló por uno momento con su mano antes de tomar otra vez el volante — pero me ha dolido lo que me haz dicho.

—Perdón — dije avergonzada de nuevo.

Dio un ligero asentimiento y después, ya ninguno dijo nada.

Llegamos al aeropuerto y pronto subimos nuestro avión.

Mi pavos a los aviones empezó a notarse. Apenas me senté me puse el cinturón y me aferré al asiento, soltando respiraciones lentas en un intento para tranquilizarme.

El avión comenzó a moverse y cerré los ojos, volteando al lado contrario de la ventana. Entonces, una mano cálida tomó la mía, haciendo que abriera mis ojos de golpe para encontrarme con Jack. No me estaba viendo, pero entrelazó nuestros dedos, dejando figuras invisibles en el dorso de mi mano.

No me negué a su tacto y le di un ligero apretón, sintiendo a la nave elevarse.

Después de que este se estabilizara, con discreción empecé a zafar mi mano, pero Jack no lo permitió, acomodando sus dedos de nuevo entre los míos y apretándolos un poco, para evitar que yo me soltara.

No quería decirle nada porque yo quería tenerlo cerca. Ni comentarle de nuevo sobre la discusión que tuvimos para pedirle perdón de nuevo. Solo disfruté esto y cerré mis ojos.


...


Estábamos de nuevo en otro hotel. Estábamos pidiendo la habitación, pero me sorprendí al ver que Jack estaba pidiéndolas separadas. Un pinchazo dio en mi corazón y oprimí los labios para no decir nada.

Pensé que seguiríamos como siempre. No lo culpo de todos modos. Esto fue por mí y mi boca que no hizo más que soltar mentiras.

Al llegar a mi cuarto, lo primero que hice fue pedir comida por el servicio a la habitación. Y por mientras, me acosté en la cama esperándola.


Jack Conway

—Eres gilipollas — me habló Michelle por la otra línea.

—Estoy de acuerdo — se metió Volkov.

—¿No me habéis escuchado? Tengo que hacer esto para llevarle la sorpresa y hacerle saber que ya estamos bien — les expliqué mientras acomodaba el vestido en una bonita caja negra con un lazo blanco.

—Ya, pero era mejor hacer esto desde antes — comentó el ruso.

—Dejádmelo a mí.

—Eso es lo que nos da miedo, Jack — se burló Michelle — ¿el baile es mañana?

Hice un sonido de afirmación.

—Es la perfecta oportunidad para lanzarte hacia ella y para que no lo arruinéis con el hijo de puta ese.

Después de unos minutos de regaños por parte de mis amigos. Me apresuré a bajar a recepción.

Había escuchado a Victoria por las delgadas paredes de nuestras habitaciones diciendo que le trajeran vino y aperitivos. Tenía que evitar que subieran para poder hacer que ella bajara y yo poder meter el vestido a su cuarto.

Solté un suspiro cuando llegue. Mis amigos tenían razón, debí hacer esto antes.

—¡Señorita! — hablé inclinándome sobre la barra con insistencia — necesito que no llegue el pedido a la habitación 31.

—¿Disculpe?

—Necesito que no llegue ese pedido — repetí irritado.

—¿Por qué? — la mujer estaba desorientada, pero parecía que estaba abierta a cualquier explicación mía.

—Mi prometida — mentí — está enojada conmigo y necesito que salga de la habitación para dejar un regalo. Pidió algo a la habitación, pero necesito que ella baje a arreglar el inconveniente de porque lo llegó ¿me entiende?

Ella asintió aturdida por lo rápido que hablé.

—Voy a pagarle — me apresure a decir.

Ella me sonrió con ternura tomando el teléfono y oprimiendo algunos botones.

—Usted la quiere mucho ¿verdad?

—Demasiado.

VIVA EL AMOOOOOR

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VIVA EL AMOOOOOR

The mission || Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora