Epílogo

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Jack Conway

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Jack Conway



El funeral de Victoria se sintió frío. Había mucha gente, la iglesia estaba llena.

Freddy estaba llorando desconsolado en el hombro de Michelle, que tampoco podía mantener la postura y recargó su cabeza sobre la de su compañero. Michelle siempre llevaba lentes oscuros, pero eso no evitaba que se le vieran las lágrimas y sus muecas de tristeza.

Pude notar a su madre. Era casi idéntica a ella de no ser por sus ojos. Era abrazada por su esposo. Él y su otra hija estaban serios pero las lágrimas caían silenciosamente.

A mí ya no me importaba que me vieran llorar, lo único que quería era tener a mi Victoria conmigo. Aprovechar y recuperar todo el tiempo que me perdí junto a ella.

Volkov estaba a mi lado. Tenía sus manos cruzadas, una sobre otra enfrente suyo. No me había sofocado de abrazos ni de preguntas, solamente se quedó ahí, haciéndome compañía.

Estaba agradecido por ello.

En el entierro todo se tornó más pesado. Freddy trató de dar unas palabras. Digo "trató" porque no pudo siquiera llegar a la mitad, su voz estaba entrecortada y le salían sollozos incontrolables que le impedían formular una oración.

Nunca vi a Michelle así de destrozada. Me sorprendió que me diera un abrazo. Fue un abrazo triste y fuerte. Fuimos los últimos en irnos. Volkov se había llevado a Freddy y ahora solo estábamos mi amiga y yo.

Estábamos sentados en el pasto, cerca de la tumba. Ambos fumábamos un cigarro.

—Esto es una mierda — me dijo Michelle y le dio una calada.

Yo asentí mirando mi cigarro.

—Tardamos mucho tiempo ¿no? — solté con la voz ronca y quebrada.

—Pero os habéis disfrutado.

—Gracias — le dije y me miró sin entender, ya no tenía sus lentes oscuros y su trenza estaba despeinada — por ponernos juntos.

Me dio una sonrisa triste.

—Ya lo tenía pensado, que me lo pidieras tú fue solo un pequeño empujón para hacerlo.

Después nos quedamos en silencio de nuevo.

—Estoy bastante jodido — me acabé el cigarro y tomé otro — ¿qué le costaba dejarnos juntos?

—¿A quién?

—A Dios. El cabrón me ha estado haciendo sufrir desde hace tiempo.

—Te ha dado a Victoria y...

—Y me la ha quitado, eso es lo que ha pasado.












Dos meses después...














No había ido a la oficina desde el funeral. Michelle me entendió y solo me llamaba para saber cómo estaba.

Me veía como la mierda. Mi barba estaba un poco crecida y no salía de mi apartamento.

Pero sabía que necesitaba salir de aquí. Me gustaba pensar que Victoria se estaba burlando de mi estado y que me estaría gritando que me moviera.

Con un resoplido tomé el teléfono y llame a Michelle.

Atendió casi enseguida.

—¿Qué coño quieres? — me contestó brusca.

Solté una risa. Trataba de seguir como siempre, pero claro, su tono de voz seguía un poco apagado.

—¿Todavía está la vacante de...?

—¿Superintendente? Claro, guardada especialmente para ti — me dijo burlona.

—Necesito salir de aquí — dije parándome y mirándome al espejo — ¿cuándo puedo empezar?

—Desde mañana mismo si quieres, te presentaré al cuerpo de policía también.

—Gracias.

—¿Y cómo haz estado?

—Te veo mañana, Michelle — le contesté evadiendo la pregunta.

—Vale, sí, hasta luego.

Al día siguiente ya estaba a la puerta de comisaría, con Michelle a mi derecha y Volkov a mi izquierda.

Al entrar, todos los agentes estaban en formación y con una postura firme.

Después de una breve introducción por parte de Michelle, me hizo una seña para que me presentara.

—Vale, me presento — dije y di unos pasos enfrente de ellos — soy el superintendente Jack Conway y vais a estar bajo mi mando.

Me paré en medio y los mire a cada uno, no podían verme directo a los ojos por mis lentes oscuros, pero pude percibir que estaban nerviosos.

—A mí no me gustan los gilipollas, así que no hagáis nada que me haga pensar que sois gilipollas ¿entendido?

—¡Sí, señor!

—¿Y qué estáis esperando? A trabajar, nenazas.

Y todos se dispersaron.

—Eres como un pez en el agua — se burló Volkov.

—Sirve como distracción — dije alzándome de hombros, tratando de no darle mucha importancia.

Y sí, Masías, tu novio ya es superintendente.

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The mission || Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora