Victoria Masías es una mujer que trabaja para el CNI con un muy buen puesto como espía para infiltraciones. Lo único malo que ve en esto es que cada día tiene que ver a Jack Conway, el hombre que la saca de sus casillas.
Por decisiones y casualidade...
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Victoria Masías
Ya estábamos abajo, en el lugar grande del salón y había un espacio amplio señalado con luces. Jacob se acercó a nosotros, ahora ya no tenía su saco y las mangas de su camisa blanca estaban arremangadas.
—¿Cómo te encuentras? — me preguntó, tomándome del brazo.
Me encogí de hombros.
—De todos modos quería meterme a la alberca — me burle de mí misma.
—¿Y tú, Jack? Menuda pelea habéis hecho.
—Él estuvo provocando.
—Sí, Gustabo ya me contó todo — carcajeó y me miró, alzando las cejas — de todos modos, él siempre empieza las peleas, no me sorprende que haya hecho una hoy — miró hacia la especie de escenario, el cual era el espacio amplio que estaba enfrente de toda la gente — se que queréis iros, pero esperad un poco, solo será un aviso rápido ¿vale?
Ambos asentimos. Nos dio una última sonrisa y se fue.
Minutos después apareció en ese escenario improvisado. Nadie sabía cuál iba a ser el aviso tan importante. Recibía una que otra mirada burlona por el accidente de hace unos minutos. Yo solo me removía incómoda en mi lugar y los volteaba a ver con seriedad, eso hacía que se callaran y volvieran a lo suyo.
—Primero me gustaría disculparme con todos ustedes, no me esperaba nada de esto — después me señaló con una sonrisa apenada — Victoria, lo lamento.
Yo le hice un ademán despreocupado y siguió caminando por ese espacio.
—Antes de iros — le hizo una seña a unos hombres y estos se acercaron con un hombre con un saco negro en la cabeza y un traje desarreglado, iba solo en camisa y su corbata estaba desecha. La camisa blanca estaba con manchas de sangre — quiero dar una explicación de porqué no pudimos hacer nuestro evento en la fecha acordada.
Se acercó al hombre que ahora estaba arrodillado y le quitó el sacó. Yo estaba parada al lado de Jack, y de la impresión di un paso hacia atrás, Conway puso una de sus manos en mi espalda baja, deteniéndome y dándome soporte.
—No me jodas... — susurró Jack.
—Es él... — le dije de la misma manera.
—Él — lo señaló y siguió caminando por el espacio — es la razón por la que dimos ese aviso de el cambio de fecha.
Su rostro estaba lleno de cortadas y golpes. Su cabello despeinado y sus ojos llorosos, pero no bajo la cabeza.
