Victoria Masías es una mujer que trabaja para el CNI con un muy buen puesto como espía para infiltraciones. Lo único malo que ve en esto es que cada día tiene que ver a Jack Conway, el hombre que la saca de sus casillas.
Por decisiones y casualidade...
No estaré tan activa porque ya entré a la escuela:(. Pero trataré de subir capítulos
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Jack Conway
—¡No chingues!
—¿Qué pasa?
—¡Se rompió el vestido!
Me senté en la cama y ladee la cabeza.
—¡Me lo iba a poner mañana!
—Son tres bailes ¿no tienes otro vestido? O usa el vestido del primer baile — le dije con simpleza. Ella me miró horrorizada.
—¡No me voy a poner el mismo! Por eso traje tres — soltó un suspiro y sacó otro, envuelto en una bolsa y lo colgó para que no arrastra — pues ya que, me pongo ese.
Después se sentó en la cama en donde yo estaba. Yo intentaba prestar atención a la televisión que estaba prendida, pero tenerla a mi lado me provocaba que le echara una que otra mirada.
Tenía una coleta alta, dejando su cuello al descubierto, pude ver dos pequeños lunares. Cerré los ojos y me obligué a concentrarme en la televisión de nuevo.
—¿Quieres...?
—Oye...
Dijimos al mismo tiempo.
—Dilo tú — repetimos ambos.
Le hice una seña para que hablara primero.
—Te iba a decir que si querías hacer algo — respondió acomodándose, ahora la veía de frente. Sus piernas estaban cruzadas. Un mechón más corto que los demás se atravesó en su rostro — pero no tengo muchas ganas de salir.
—Eso mismo iba a decirte ¿te parece si buscamos una película?
Ella asintió, contenta con la decisión. Llevaba un pantalón azul marino bastante cómodo y una camisa blanca holgada. Se paró, tomó ropa de su maleta y se fue al baño sin decir nada.
Yo me di a la tarea de encontrar una buena película y pedir algo a la habitación.
Después de unos minutos, el servicio a la habitación había llegado y salió Victoria recién bañada. Llevaba la misma camisa de antes solo que abajo llevaba unos shorts negros para dormir que muy apenas se veían por lo grande de su camisa. Llevaba una toalla en la cabeza que después se quitó. Dejando su cabello húmedo y rebelde a la vista. Estaba descalza y tarareaba una canción mientras se cepillaba su cabello con el cepillo que había sacado.
Ahora mismo, tenía una imagen llena de ternura y a simple vista, inocencia pura. Lo gracioso es que su personalidad y carácter eran todo lo contrario.
