Victoria MasíasPase toda la noche sin dormir. Solo daba vueltas en la cama. ¡Me bese con Jack! Y esta vez no fue para fingir que estábamos comprometidos.
De verdad me gustó.
La forma en la que me tomó de la cintura. En cómo movía sus labios.
Estaba totalmente sometida a sus encantos. Y la verdad es que eso no me molestaba en lo absoluto.
Me puse el vestido azul, pues el otro, por alguna extraña razón se había rasgado. Está vez no tuve que decirle nada sobre la corbata a Jack, ya tenía una azul puesta.
Habíamos llegado al lugar del baile. Era muy grande, al principio, había un gran salón en donde estaba la mayoría de la gente. Muchas mujeres llevaban su mejor juego de joyas de oro. Habían muchos meseros atendiendo a la gente. Después, había un pequeño espacio que te llevaba afuera. Ahí estaban las demás personas. Había una piscina bastante grande, pero nadie estaba nadando, en cambio, estaban hablando entre ellos, la mayoría con una copa en la mano.
Había música clásica de fondo, dándole un toque más elegante.
—¡Oh, Victoria! — nos saludó Jacob. Se acercó y me dio dos besos, uno en cada mejilla.
—¡Hola, Jacob! — le respondí, con falsa efusividad.
—Lamento mucho que el baile no se haya hecho en la fecha acordada, esto no suele suceder.
—No te preocupes, me sirvió para disfrutar del mar — y eso era verdad.
También había disfrutado de otra cosa con Jack.
—¡María! Ven un momento — Jacob movió su mano.
Pronto una mujer apareció a su lado. Llevaba un bonito vestido verde oscuro, resaltaba más su cuerpo. Su cabello estaba rizado y era café al igual que sus ojos.
Me dio una sonrisa cálida y volvió a centrar su vista en el hombre.
Sentí la necesidad de mirar a Jack, para observar la reacción que tuvo con aquella mujer bastante hermosa, pero su cara era neutra.
—Ella es Victoria Mora y él Jack Carter, su guardaespaldas — nos presentó.
La mujer, para mi sorpresa, se me abalanzó en un abrazo y me dio dos besos, como Jacob antes, uno en cada cachete.
—¡Un gusto! Smith me dijo que esta era tu primera vez en este evento.
—Sí, y la verdad me lo estoy pasando muy bien.
—María, estaba pensando que podrías llevártela contigo a tu extraño culto.
La de cabello rizado rodeó los ojos.
—Es una sala en donde hay sólo mujeres que están hartas de los aires de grandeza de estos hombres ¿quieres venir?
—Me encantaría.
Me tomó del brazo y empezamos a caminar, guiándome entre toda esa gente, pero sintió una presencia detrás nuestra. Volteo sin soltarme y le dio una sonrisa divertida a Jack, quien nos estaba siguiendo.
—Lo siento, pero está vez no podrás ir con ella.
—Es...
—Tu trabajo, sí, pero déjala respirar, anda.
Conway se tensó un poco, y me miró a mí, esperando a que dijera algo.
Le sonreí calmada.
—Te veo en un rato.
Él asintió. Entonces nosotras dimos media vuelta, y María me siguió guiando.
Pronto, llegamos a un pasillo dentro de la mansión que parecía un edificio.
Escuchaba risas y voces dentro. Abrió la puerta de madera y me lleve una sorpresa que no sabía que necesitaba.Una gran sala, llena de mesas con mujeres jugando a las cartas. Podía notar el humo denso del cigarro y el olor a alcohol.
Me llevo a una mesa y nos sentamos. No sin antes pedirme una bebida.
—Chicas, quiero presentaros a Victoria Mora.
Todas me saludaron. Habían otras cuatro mujeres aparte de nosotras. Todas ellas muy guapas.
—¿Y estás reuniones para que son?
Esa pregunta pareció hacerles mucha gracia, pues todas se echaron a reír.
Una de ellas le dio una calada a su cigarro y me dedico una sonrisa.
—¡Para divertirnos! ¿Para qué más va a hacer? — me contestó una de vestido azul y cabello rubio.
—No seas grosera, Helen, es su primera vez, recuérdalo — habló otra de cabello ondulado y de un bonito vestido negro — es que a muchas de nosotras nos abruma la presencia de los hombres.
—No frieguen ¿tanto así? — pregunté, le di un sorbo a mi bebida.
Todas asintieron.
—Algunas, estamos aquí porque, bueno, se nos hizo fácil este camino — dijo una de ellas, de cabello largo y negro, levantó su vaso, luego echo una fuerte carcajada — ¡vaya que lo fue!
—Otras, estamos viudas, gracias a Dios — me explicó una de cabello corto y ojos azules.
—Y luego estamos las demás, que deseamos estarlo — terminó la chica de nombre Helen, dándole una calada a su cigarro para después, dejarlo en el cenicero.
—El hombre ese con el que estabas — empezó María. Vio que me termine la bebida y me pidió otra — ¿es tu marido, verdad?. Que fuera tu guardaespaldas me pareció una burla de parte de Jacob ¡Debisteis verlos! Su corbata era del mismo color que su vestido ¡que monos!
—No, no — me apresure a decir — es mi guardaespaldas. Solo mi guardaespaldas.
—¿De verdad? Ay, chicas, la cara de él cuando le dije que no podía entrar aquí fue de confusión pura ¡pobre de él!
—Pero te lo habrás tirado una vez ¿no?
—¡Helen!
—Vale, perdón.
Yo me eché a reír.
—Hermana — me habló la de cabello corto, que por lo que pude escuchar se llama Sonia — tengo que decírtelo ahora porque sino no estaré a gusto toda la noche.
—¡Pero dilo, tía! — ánimo su amiga.
—¡Tu acento es de lo más exquisito! Síguenos hablando, que yo te escucho hasta cuando me digas cosas malas, guapa.
Solté una gran carcajada, al igual que las demás.
María empezó a repartir cartas de póker.
—¿No querrás que esté hablando sola como pendeja, verdad? — le sonreí agarrando las cartas.
—¡Me encanta la chica!
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The mission || Jack Conway
FanfictionVictoria Masías es una mujer que trabaja para el CNI con un muy buen puesto como espía para infiltraciones. Lo único malo que ve en esto es que cada día tiene que ver a Jack Conway, el hombre que la saca de sus casillas. Por decisiones y casualidade...