3. Un Voto de Confianza:

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Rengoku Kyojuro:

Nunca antes me había temblado el cuerpo de esa manera. Mientras avanzaba por el pasillo tenía la absurda impresión de que este se alargaba hasta el infinito mientras los latidos de mi corazón me martilleaban, ensordecedores, en los oídos. En mi cabeza la voz de la experiencia y la esperanza habían montado una tremenda batalla campal mientras yo hacía esfuerzos sobrehumanos para ignorar tanto a una como a otra y dejar de montarme escenarios extremistas.

Alcancé la puerta del aula sintiendo a un mismo tiempo que el trayecto había sido eterno e insignificante. Uzui que estaba sentado en su sitio levantó la mirada antes de desviarla casi de inmediato, mordiéndose el labio y con las mejillas muy rojas, incandescentes.

Tomé aire, apreté los puños y me encaminé hacia él, quien al verme cada vez más cerca se fue tensando. Sin embargo en su mirada había algo distinto. Sus ojos eran claros, más transparentes que antes, como si alguien hubiera pulido sus amatistas hasta dejarlas prácticamente cristalinas. Al estar tan cerca suyo, con el pupitre como único obstáculo entre los dos, pude escuchar su respiración agitada, pude ver como su pecho subía y bajaba con fuerza y se aferraba al borde de la mesa con tanta fuerza que los nudillos se le habían vuelto blancos.

Quería ir al grano. Dejarle las cosas claras. Tenía miedo, pero no me iba a dejar achantar. Me parecía atractivo, no iba a negarlo, del mismo modo que no podía negar que su personalidad tan extravagante no me resultaba del todo desagradable, menos cuando se comportaba como un capullo de manual. Quería darme la oportunidad de conocerlo, de ver si de verdad podía crecer una amistad entre nosotros, y si esta evolucionaba hacia algo más eso ya sería decisión del destino.
—Salgamos un momento —dije y él se levantó de su asiento como propulsado como un resorte.

El mismo patio destartalado.

Tenía la vista clavada en las zapatillas. Trataba de poner en orden las palabras en mi mente.
—Si no te sientes preparado, puedo esperar a cualquier otro momento…
—Quiero intentarlo —dije levantando la mirada. Tengen se había quedado patidifuso.— Evidentemente no me voy a arrojar a tus brazos. Quiero intentar por última vez ser tu amigo. Si de veras sientes algo por mí, es tu oportunidad.
Uzui asintió lentamente con la cabeza al tiempo que me miraba con incredulidad.
—¿Puedo preguntarte algo? —dijo con una timidez inesperada en él. Asentí lentamente— ¿De verdad te doy miedo?
Me mordí el interior de la mejilla.
—Me da miedo confiar en las personas, abrirme a ellas y que estas me apuñalen por la espalda… —contesté. Lentamente despegué las pupilas de mis zapatos.— Pero hubo algo en la manera en que me hablaste la última vez que me hizo pensar en que quizá después de todo no seas tan ogro.
Uzui soltó el aire que estaba conteniendo por la nariz con una risita.
—Te voy a demostrar que no soy un ogro en absoluto —dijo ofreciéndome su mano— muchas gracias, de verdad.
Tomé su mano y él me la estrechó mirándome con ojos transparentes.

El timbre que anunciaba el inicio de las clases sonó y rápidamente nos dirigimos al aula.

Durante las horas que siguieron, no pude evitar tener sentimientos encontrados. Por un lado estaba feliz, por fin después de todo había conseguido hacer una amistad aunque la parte recelosa aún estaba dándole vueltas a la posibilidad de que todo esto no fuese más que una interpretación muy bien ejecutada de un papel.

A la salida de clases Uzui se ofreció a acompañarme hasta el parque de camino a mi casa. Estuvimos hablando de mil cosas aunque fue él el que inició la conversación. Poco a poco me fui soltando, aunque había ocasiones en las que prefería guardar silencio y escucharlo. Me habló de su afición al dibujo, mejor dicho, pasión. Me mostró algunos de sus dibujos que llevaba en un cuaderno.
—Nunca entenderé a las personas a las que si les enseñas un bloc de dibujo en el que hay bocetos y dibujos fallidos te miran mal, es como si se pensaran que un dibujante no puede cometer fallos —dijo cuando tomé el bloc para ver un boceto inacabado.
—Si no cometes fallos es porque no estás avanzando, porque te has quedado atascado en tu zona de confort por miedo a que te puedas equivocar y si no hay errores tampoco hay aprendizaje — reflexioné en voz alta.
—¡Exacto! ¡Coincido contigo! —exclamó Tengen con los ojos resplandecientes.
Sonreí involuntariamente y él me devolvió el gesto de una manera tan genuina que no pude evitar preguntarme dónde demonios había estado escondido el chico que tenía delante.
—¡Hermano! —escuché la voz de Senjuro que me llamaba. Me di media vuelta y lo vi corriendo hacia nosotros. Sus labios dibujaban una sonrisa resplandeciente y sostenía una hoja de papel en la mano.— Kyo, mira esto…
Me entregó el papel que resultó ser un examen de inglés.
—¡¿Has sacado un 100?! —exclamé asombrado al ver la calificación en la esquina superior derecha. Senjuro asintió orgulloso y algo sonrojado. Entonces se percató de la presencia de Tengen y lo saludó bastante cortado.
—H-hola…
—Hola y felicidades, yo hace como mil años que no veo una nota tan buena —confesó sonrojándose al tiempo que se rascaba la nuca.
—A ver, es normal —repliqué rodeando los hombros de mi hermanito con el brazo con orgullo — no todo el mundo es tan listo como él.

Al final, entre bromas y pullas llegamos a casa y nos despedimos de él.
Papá no estaba, había dejado una nota en el mueble del recibidor diciendo que volvería a la hora de la cena.
—Creo que no soy el único al que le ha pasado algo interesante hoy, aniki… —comentó mi hermano como si tal cosa mientras se servía un vaso de zumo de piña.
—No sé de lo que estás hablando —repliqué tomando la botella que me ofrecía para servirme yo también.
—Puede que sea más pequeño que tú, pero me he fijado que en estos días has estado más raro de lo que ya eres —me sacó la lengua y continuó mientras yo me apoyaba con los brazos cruzados sobre el pecho en la encimera de la cocina, haciendo un mohín.— Esta mañana te has ido a clase con cara de haber tomado una decisión y después de lo que acabo de ver no es necesario ser Sherlock Holmes para adivinar qué era lo que te estaba dando vueltas a la cabeza.
Negué con la cabeza poniendo los ojos en blanco.
—A ver Señor Detective, comparta con este pobre ignorante de la vida sus excelsas deducciones.
Senjuro hizo una bola con una servilleta y me la lanzó a la cara, la esquivé haciéndole un gesto burlón.
—Pues te lo voy a decir y si acierto me tienes que invitar a pizza, ¿trato hecho? —me ofreció la mano para cerrar el trato. Sonreí meneando la cabeza y estrechándosela.
—Trato hecho.
Tendría que haber cerrado el pico. Sus deducciones no iban para nada desencaminadas aunque, por supuesto, no tenía ni idea de que Tengen se me había declarado, pero había acertado de pleno al leerme durante estos días.
—Y al ver lo buenos amigos en los que os habéis convertido, mis sospechas quedan totalmente confirmadas —mi hermano abandonó su papel de listillo y me miró con los ojos brillantes.— En realidad me hace muy feliz que no te hayas rendido con él.
—¿Por qué dices eso? —pregunté algo abrumado.
—Porque de un modo u otro está haciendo volver a mi verdadero hermano —me cogió de las manos y las apretó.— Kyo tú nunca te has echado para atrás, tu corazón siempre ha sido ardiente como el sol, pero con todo lo que nos pasó parecía como si te estuvieras apagando y aunque ese chico la haya cagado contigo, también está logrando traerte de vuelta.

Se me hizo un nudo en la garganta.
—¿De qué te apetece la pizza? —pregunté despeinando a mi hermano el detective con la mano para que no viera lo mucho que me habían afectado sus palabras.

Dosgatosescritores:

Una cosa:

¡Me muero de calor!

Para el que no lo sepa, Andalucía, en el sur de España es en realidad el infierno en verano. Que no os engañen.

Hahaha. Ignorando que me estoy derritiendo y que mis restos están siendo recogidos con una esponja y vertidos en un cubo, pasemos a lo que de veras importa.

Muchas gracias a todos los lectores fantasmitas que leen pero ni comentan ni votan. Sois como el viento, no se os ve pero se os siente.

Y mil trillones de gracias y un abrazo a los que sí que lo hacéis. Sois unos solecitos.

Perdonad la tardanza, pero la verdad es que están siendo unos días complicados y por eso no puedo actualizar tan rápido como me gustaría. Eso sí trataré de traer buenos capítulos recién salidos del horno para que los disfrutéis.

Otra cosa que quiero comentar es que en esta tercera parte se van a desvelar cositas bastante importantes y trataré de desarrollar a otros personajes que siento que he dejado un poco abandonados. Si tenéis alguna duda o sugerencia, no dudéis en preguntarme, procuraré resolverlas sin hacer grandes spoilers y mejorar en los capítulos que siguen.

¡Nos vemos dentro de muy poco!

El Umbral del Yo. (Tinta y Fuego. Libro III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora