16. Cena en Familia:

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Rengoku Kyojuro:

Cuando Tengen entró al salón estaba pálido como el papel y evidentemente, la señora Uzui se percató de ello al instante.
—Cielo, ¿te encuentras bien? —Tengen asintió.
—No te preocupes, es que me he llevado un susto de muerte al preparar la cartera para mañana, no encontraba unos apuntes, pero es que yo, siendo el rey de los torpes había colocado la cartera encima de ellos —dijo con un ligerísimo temblor en la voz.
—¿Estás seguro? —preguntó su madre y él casi apartó la mirada.
—Claro que sí, mamá, ya sabes que soy un dramas —aseguró y para desviar la atención de su persona lanzó una exclamación sobre la buena pinta que tenía la ensalada inglesa que dominaba la mesa.

¿Le estaba soltando a su madre una mentira piadosa? Si era así, ¿por qué?

Durante la cena, la señora Uzui, bueno Kaede, ya que me pidió encarecidamente que la tutease, su hijo y yo estuvimos hablando de mil cosas. Era agradable verlos gastarse bromas y haciéndome partícipe de ellas. La sonrisa de Tengen parecía resplandecer con luz propia y en sus ojos se veía a la legua cuánto la amaba. Me alegraba muchísimo por él y por ella, se tenían el uno al otro y aunque estaba seguro al doscientos por ciento de que, al igual que en todas las familias, ellos también tendrían sus más y sus menos, pesaba más lo unidos que estaban. Mamá y yo también lo estábamos, ella podía leerme como si fuera un libro abierto y creo que por esa razón me costaba mucho menos contarle mis problemas e inseguridades.

Con las bromas y la amena conversación, que poco a poco nos fuimos olvidando del pequeño incidente de antes y cuando acabamos de comer, me ofrecí a ayudar a recoger, pero ella, guiñándome un ojo me dijo que no hacía falta que ya se había "aprovechado" lo suficiente de mí cuando me había pedido que la ayudase a preparar la crema para acompañar a la ensalada y le pidió a Tengen que me acompañase hasta la parada de metro que aunque no quedaba muy lejos, prefería que no fuese solo.

Antes de que ella terminase de hablar, Tengen ya se había teletransportado y me esperaba junto a la puerta. Me despedí de ella hasta el día siguiente y cuando salía por la puerta se me cayó la cara de la vergüenza al caer en que se me había olvidado totalmente traerle un regalo de agradecimiento por haberme invitado a su casa.
— ¡Nooooo! —exclamé llevándome las manos a la cara y a mi lado Tengen dio un respingo.— Ahora tu madre debe de pensar que soy un maleducado y un desagradecido...
—Mira que eres dramático Llamitas —dijo Uzui lanzando una carcajada— piensa que le vas a hacer el mejor regalo del mundo para ella cuando le devuelvas el libro firmado. ¡Estoy seguro de que lo va a poner en una vitrina con ochocientos candados y láseres alrededor para que nadie cometa la osadía de ni tan siquiera respirarle cerca!
—¡Mira que eres exagerado! —repliqué empujándolo de manera juguetona.— Por cierto, hablando de dramas — dije acordándome de pronto de lo que había pasado antes de la cena.— ¿Estás seguro de que estás bien? —pregunté y Tengen vaciló antes de responderme.

Creía que todo lo que tuviera que ver con su antigua banda había quedado atrás, pero parecía que no había modo de darles esquinazo. Apreté los dientes y miré al chico que tenía a mi lado.
—Quiero hablar en persona con Akaza —dije tan asustado como enfadado y Tengen me miró escéptico antes de acceder.

Durante todo el trayecto no dejé de pensar en lo que había sucedido y en la conversación que tendría al día siguiente. Una vez llegué a casa, fui a avisa a papá de que ya había llegado y luego fui a decirle a mi hermano que ya era hora de irse a la cama. Senjuro estaba acurrucado en el sofá leyendo un manga y al verme entrar en la estancia dejó el tomo a un lado y corrió a abrazarme y preguntarme cómo me había ido el día.
—Senjuro, vayamos a tu cuarto, quisiera hablar contigo —le dije tomándolo de la mano y él me miró confuso.
—¿He hecho algo malo? —preguntó con voz temblorosa. Negué con la cabeza y él, todavía inquieto me acompañó.
En el cuarto nos sentamos en la cama y le pregunté por Akaza, el chico que en aquella ocasión en que mi hermano había salido huyendo de casa, llamó a una ambulancia al encontrárselo inconsciente en la calle. En cuanto escuchó el apellido empalideció de golpe, más que asustado, enfadado. En cuanto al tal Dōma, parecía no tener ni idea de quién era.
—Mañana Tengen y yo vamos a hablar con él —dije y Senjuro se inclinó hacia delante apoyando sus manos en las mías.
—¡No! ¡No quiero que te metas en problemas! —replicó.
—Eres mi hermano, no voy a permitir que nadie te haga daño, ¿me entiendes?
— De todos modos, prométeme que vas a tener mucho cuidado, hermano —me suplicó agarrándome con fuerza. Asentí con gesto tranquilizador y me pidió que esa noche durmiera con él.

Al día siguiente me levanté algo más temprano que de costumbre y le dije a papá que antes de ir a clase tenía que ir a un sitio. Senjuro todavía no se había levantado, por lo que no pudo relacionar este cambio en mi rutina con algo que le pudiera suceder a mi hermano y por defecto a mí.

Cuando llegué al punto donde Tengen y Akaza habían decidido quedar, me encontré con el chico pelirrojo tatuado que prácticamente había acabado de llegar, al igual que yo. Al verme, sus ojos se abrieron como platos y miró hacia un lado soltando una maldición que hubiera hecho sonrojar a un camionero.

Dosgatosescritores:

Siento que este capítulo es como la pequeña bocanada de aire antes de saltar a una piscina y la verdad es que estoy un "poquito" asustado. Si os soy sincero me aterra no dar la talla en los capítulos que siguen y que os llevéis una decepción, pero prometo que procuraré imbuirlos del mismo cariño que hasta el momento.

Los capítulos en los que me tengo que meter en la piel de personajes en los que tienen que reflexionar sobre sus actos se me hacen un poco complicados porque no por darle la suficiente profundidad quiero arriesgar el ritmo de la trama y se os haga pesada.

En definitiva, aquí tenéis una nueva entrega del desastre de vuestro autor comiéndose el tarro de una manera épica. Por cierto, ¿para Navidad seríais tan amables de regalarme un cerebro nuevo? Creo que los venden muy baratitos en Amazon. 🤣🤣🤣🤣

Me despido de vosotros mis gatitos lectores hasta dentro de casi nada.

El Umbral del Yo. (Tinta y Fuego. Libro III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora