Rengoku Kyojuro:
Unos días antes:
En más ocasiones de las que puedo recordar, me han dicho que las personas no cambian de la noche a la mañana y yo mismo he visto y vivido en carne propia la constatación de este hecho más veces de las que me gustaría. Sin embargo, desde la última vez que hablamos Uzui y yo en el patio interior, su actitud había cambiado drásticamente. Aunque había personas que no le caían nada bien como Agatsuma Zenitsu, procuraba no ser grosero e incluso le pidió disculpas a Kanroji Mitsuri por ser tan borde y desagradable con ella sin que yo tuviese que decirle nada. Así fue como mi círculo de amigos se amplió sin que apenas me diese cuenta.
A la hora del almuerzo nos reuníamos todos en la azotea y hablábamos de esto y aquello. En numerosas ocasiones me quedaba en silencio observando las risas de mis amigos, cómo se peleaban en broma y como se picaban.
En algún momento mis ojos pasaron de la pelea de palitos de zanahoria en la que se habían enzarzado Zenitsu, Tanjiro e Inosuke y me quedé mirando a Tengen que escuchaba en silencio lo que Mitsuri le decía. Entre sus labios sostenía la pajita de un pequeño brick de zumo de naranja y cuando sorbía estos se fruncían en torno a esta haciendo que el rosa pálido de estos se volviera ligeramente más intenso. Cuando fue a responderle y soltó la pajita, una gota fugitiva cayó en sus labios y en un gesto totalmente inconsciente se relamió como un gato haciendo que de golpe sintiera la boca seca. Tragué saliva y me metí de golpe en la boca un puñado de arándanos atragantándome patéticamente con ellos. ¡Mierda! ¡No puede haber una muerte más cutre que la de asfixia por arándanos! Pensé mientras tosía.
—¡Rengoku! —exclamó Tengen acercándose a mí preocupado—. ¿Estás bien?
Alargué la mano y agarra mi botella de agua y bebí. Afortunadamente la fruta bajó y todo quedó en un susto.
—S-sí… —jadeé cubriéndome la cara para que nadie me viera morir de la vergüenza.
—Menos mal —suspiró aliviado acariciando mi espalda con su mano. La calidez de esta atravesando mi camisa me hizo tensarme un poco al mismo tiempo que mis mejillas se transformaban en ascuas al rojo vivo.
Después de aquello e intentando desesperadamente regresar a la normalidad saqué el tema del festival cultural en el colegio de mi hermano y la de Tanjiro.
—¡Es verdad! —exclamó—Todos los años hacen cosas muy interesantes. ¡Venid con nosotros!
—¡Me apunto! —dijo Mitsuri alzando la mano emocionada— ¡Se tienen que ver tan adorables! Me los tenéis que presentar, seguro que son adorables…
—¡¿Adorables dices?! —replicó Zenitsu nervioso— ¡La mayoría de los niños son peores que demonios! ¡Recuerdo que cuando estaba en la primaria se burlaban de mí y me gastaban bromas muy pesadas!
—Con esa cara que tienes de empanao' normal que lo hagan —se carcajeó Inosuke. Lo que dio origen a una nueva pelea entre ellos.
—Iré —dijo Tengen mirándome a los ojos—. A cambio solo te pediré una cosa.
—¿Q-qué cosa? —pregunté con algo de timidez.
El albino sonrió misterioso.
—Todavía me lo tengo que pensar…Inosuke y Tanjiro lo escucharon y el de los ojos verdes le dio un codazo en las costillas al otro con una sonrisa maliciosa.
—¿Sabéis lo que dicen en mi pueblo? —preguntó Hashibira sonriendo como un lobo. Sinceramente, me daba pavor saberlo— que del amor a la cama de tu enemigo hay solo un paso.
La mandíbula se me descolgó de golpe e instintivamente miré a Uzui-san que al igual que yo se había quedado con la cara desencajada.
—¡¿D-de qué narices estás hablando?! —exclamó Uzui mientras yo buscaba a la desesperada una roca bajo la que esconderme. Por suerte la sirena que anunciaba el retorno a las aulas sonó salvándome de morir de la vergüenza.El día del festival:
Los días previos al festival se me habían hecho extraños, por un lado estaba lo que me había dicho Tengen y por el otro la ilusión de ver a mi hermano disfrutando de verdad como cualquier otro chico de su edad, sin temer a nada ni a nadie, sin tener que girar la cabeza cada dos por tres por si alguien lo estaba siguiendo para hacerle daño, que era lo que más me enfurecía. Cuando Senjuro salió por la puerta no pude evitar sonreír como un tonto. Sí, lo había visto nervioso, pero no asustado. Eran con mucho otro tipo de nervios, nervios mezclados con algo muy distinto al miedo…¿expectación? Podía ser. Miré a papá, él me miró a mí y ambos sonreímos aliviados.
—Si encuentro un hueco libre esta tarde iré a verlo —dijo papá llevándose su taza de café a los labios y dando un sorbo— es la primera vez que acudo a un evento de estos en siglos…Era cierto, en el pueblo nos había sido del todo imposible acudir a festivales y demás actividades que realizase la escuela. Demasiadas lenguas viperinas, demasiado desprecio y prejuicios, pero todo eso había cambiado.
Después de desayunar, lo ayudé a recoger todo y me despedí de él hasta la tarde.
En el parque me encontré con Tengen que me estaba esperando y nos encaminamos hacia el instituto.
—¿Me vas a desvelar el gran misterio? —pregunté estirando un poco las asas de mi mochila.
—Todavía es muy temprano… —contestó él haciéndose el misterioso.
Resoplé impaciente y me coloqué delante de él con los brazos cruzados sobre el pecho.
—O lo mismo si me haces esperar demasiado, se hará tarde para ti —dejé caer como quien no quiere la cosa. Uzui se mordió el interior de la mejilla mirándome especulativo, pero al final cedió lanzando un suspiro de resignación sobreactuada. Me cogió de las muñecas y tiró de mí, su cara estaba cada vez más cerca de la mía y el corazón comenzó a irme a tres mil por hora. ¡¿No va un poco demasiado rápido?! ¡¡Que no he besado a nadie en mi vida!! Cerré los ojos apretando los párpados.
—Ya que voy a ir a ver a tu hermanito al festival, también podrías concederme una primera cita como “algo-más-que-amigos-pero-menos-que-novios”... —me susurró al oído, sentí un pequeño aguijonazo de decepción en el pecho al tiempo que su cálido aliento contra mi mejilla y oreja me ponía la piel de gallina.
—¿No crees que estás yendo un poco acelerado…?—jadeé con un hilo de voz después de tragar saliva. Abrí lentamente los ojos notando que me ardían las mejillas.
—No tanto como tu corazón, Kyojuro… —replicó sonriendo de medio lado y soltando mis muñecas lentamente. Enarbolando una sonrisa de corsario malvado pasó por mi lado—. Si te quedas ahí como una estatua llegaremos tarde…Al escuchar sus palabras pude reaccionar y dar media vuelta para acortar la distancia que me separaba de él en unas cuantas zancadas.
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El Umbral del Yo. (Tinta y Fuego. Libro III)
FanfictionContinuación de Tinta y Fuego y Cadenas de Sangre Inocente a la Luz de la Luna. Los caminos de Uzui y Rengoku parecen volverse más cercanos. Akaza tal vez encuentre en Senjuro parte de la paz que con la muerte de Koyuki le arrebataron. Y, mientra...