Uzui Tengen:
Las lágrimas corriendo por el rostro de Akaza trajeron a mi mente los espantosos recuerdos de esa noche de pesadilla. Pero esta vez no encontré relampagueando en el fondo de sus iris dorados odio ni ansias de venganza, sino algo totalmente inesperado. Impotencia.
De todos los escenarios posibles con los que me podía encontrar, jamás en mi vida me hubiera esperado este. Akaza prefería mil veces la muerte antes de mostrarse vulnerable ante nadie y que lo estuviera haciendo delante de Kyojuro, me llevaba a pensar en lo mucho que se había involucrado emocionalmente con su hermano.
Sus ojos dorados se posaron lentamente en mí y su expresión se transformó de inmediato en una máscara casi perfecta de estoicismo. Se secó la cara con una mano y alzó la mirada al tiempo que afianzaba los pies en el suelo.
—Vayamos a un sitio discreto donde podamos hablar —dijo procurando que no se le quebrase la voz y se giró para guiarnos. Kyojuro me tomó de la mano y yo se la apreté al tiempo que echábamos los tres a andar.Hakuji nos llevó hasta un bar, bueno, mejor dicho un antro que no se encontraba demasiado lejos de allí. Para acceder a este, uno tenía que atravesar una estrecha portezuela y bajar unas escaleras que habían conocido tiempos mucho mejores. Estas conducían a un pasillo no muy largo que desembocaba en otra puerta que haría llorar a cualquier carpintero. Mientras caminábamos, me di cuenta de que Rengoku se iba poniendo cada vez más tenso.
Akaza dio tres golpes secos en la puerta y esta se abrió hacia dentro tan solo una rendija que permitió al dueño de un ojo con la esclera tatuada con tinta negra escudriñar el pasillo antes de abrir la puerta lo suficiente como para que los tres pudiésemos entrar. El lugar no era precisamente una maravilla. Paredes de hormigón desnudas menos por la parte detrás de la barra que estaba ocupada por una gran estantería llena de botellas de bebida. La barra parecía que la había tallado un leñador enloquecido y tres de los nueve taburetes desparejados estaban ocupados por dos tíos del tamaño de un oso.El resto del mobiliario eran viejos barriles que hacían las veces de mesas y más taburetes que parecían rescatados de un mercadillo. Quien nos había abierto la puerta era un hombre alto y fibroso vestido con una camiseta de manga sisa color blanco y unos vaqueros rotos que dejaban al descubierto su piel tatuada. Una cresta recogida en una trenza negra como la tinta descendía hasta la parte baja de su espalda. Este nos miró durante unos segundos con expresión inescrutable antes de ocupar su lugar al otro lado de la barra.
Los tres nos sentamos alrededor de un barril que estaba considerablemente menos hecho polvo que el resto, quizá por estar situado en una esquina bastante alejada tanto de la barra como de la puerta. Una vez tomamos asiento, el camarero se nos acercó y se fue después de tomar nota únicamente a mi ex compañero. Tanto Rengoku como yo estábamos demasiado nerviosos como para que nos cupiera algo de lo que allí servían en el estómago. Cuando le trajeron su bebida él bebió un sorbo y durante unos segundos oteó el fondo oscuro de su jarra.
—Antes que nada quiero pedirte disculpas —me dijo despegando los ojos del recipiente para mirarme sinceramente arrepentido y comenzó a contarnos lo que había sucedido desde el principio y con Dōma. La furia que sentí al principio poco a poco fue sustituida por miedo y consternación. Me acojonaba la simple idea de que le pusiera la mano encima a Kyojuro o a su hermano.
Mientras Hakuji hablaba, el rostro de Rengoku se fue oscureciendo y sus manos se cerraron en dos puños tan apretados que las venas comenzaron a palpitarle bajo la piel.
—Me da exactamente igual quién demonios sea ese tal Dōma o lo poderoso que este sea dentro de la banda —dijo con la voz agravada por una ira impropia de él — pero juro que se va a arrepentir de haberse fijado en mi hermano.Akaza me miró unos instantes y luego sus pupilas volvieron a posarse en Kyojuro.
—Tal vez esté pecando de desfachatez, pero quiero ayudarte —dijo dejando la jarra sobre el barril, a penas le había dado un par de sorbos. Entrecerré los ojos. No, no estaba pecando de desfachatez, había algo más que no nos había querido decir.Desde la muerte de Koyuki que no lo había visto involucrarse tanto con nadie. Algo hizo clic en mi mente. ¿Cabía la posibilidad de que, del mismo modo que yo me había enamorado de Kyojuro, Hakuji se hubiera encariñado de Senjuro? ¿Y si Dōma no estaba tan vacío como aparentaba? ¿Y si del mismo modo que Hakuji había querido utilizar a Kyojuro para hacerme regresar a los Lunas de Sangre, ése hijo de puta estaba tratando de hacer algo parecido para forzar a Akaza a hacer lo que él quisiera?
—De acuerdo —accedió Kyojuro tras intercambiar una mirada y un asentamiento conmigo.Minutos más tarde salíamos de aquel lugar y como medida de prudencia, recomendación que nos había dado mi ex compañero, nos dirigimos a una de las calles principales que a esas horas estaba atestada de gente.
Obviamente llegamos tarde a clase y el profesor nos penalizó obligándonos a quedarnos limpiando el aula al final de las clases.
Dosgatosescritores:
Perdonad mis gatitos por la demora. Los que habéis leído las últimas actualizaciones de Ilumina mi Oscuridad, sabéis que no me he estado mirando el ombligo precisamente... Hahaha.
¿Qué os ha parecido este capítulo? Yo la verdad es que estoy bastante nervioso por el tema de que no se me dan muy bien las escenas de mucha tensión, pero haré mi mejor esfuerzo para que me salgan lo mejor posible.
Otra cosa que me da pánico es que a partir de ahora me toca meterme en el coco de Dōma para poner en serios aprietos a nuestros niños preciosos. Si no os importa que me enrolle un poco quisiera escribir aquí un consejo que me dio un amigo que conoce de mi faceta de escritor en ciernes y espero que le sea de alguna utilidad a otro lector que también escriba.
El consejo que me dio es el siguiente:
« Para que un personaje principal o un protagonista brille como merece, un escritor tiene que ser capaz de crear a un antagonista el doble o incluso el triple de inteligente y carismático que él. El villano tiene que empujar al protagonista contra las cuerdas, llevarlo al límite y enseñarle que las verdaderas lecciones de la vida no se aprenden con papel y lápiz, si no a golpes y si brota la sangre, mucho mejor».Gatitos, de corazón os digo que espero estar a la altura.
Por el momento me despido de vosotros temblando como un flan, y suplicando que me mandéis toneladas de suerte porque siento que me va a hacer mucha falta.
¡Un beso y un abrazo enorme!
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El Umbral del Yo. (Tinta y Fuego. Libro III)
FanfictionContinuación de Tinta y Fuego y Cadenas de Sangre Inocente a la Luz de la Luna. Los caminos de Uzui y Rengoku parecen volverse más cercanos. Akaza tal vez encuentre en Senjuro parte de la paz que con la muerte de Koyuki le arrebataron. Y, mientra...