Cassandra Garza es una bruja. Una bruja que desea vengar la muerte de su familia. Tras años intentándolo aún no logra nada pero jamás se rinde. Mientras investiga acerca de lo sucedido,un trato con un vampiro de ojos verdes la puede ayudar en su ven...
Este capítulo es la calma antes de la tormenta o al menos el principio.
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Gillian Por suerte todos conocíamos a la perfección el terreno de la mansión de Cassie. Las chicas por haberlo visitado varias veces y nosotros por haber entrado a robar. Definitivamente esa no era nuestra mejor carta de presentación pero lo compensábamos porque era por una buena causa. Aun así Cassandra nos explicó en un mapa de la mansión, que por sus anotaciones pertenecía a Daniel, cada detalle de donde cada uno se debía poner para que todo saliera bien. Ella se encargaba de revisar cada vez que hablábamos que nadie escuchara. Al parecer un libro que le había regalado una amiga tenía un hechizo que se aseguraba de que nadie escuchara una conversación. También vi a Cami practicar mil veces con el artefacto mágico para activar las restricciones. No era algo muy complicado pero era importante hacerlo rápido y en el momento justo pero por alguna razón no lo hacía nunca a tiempo.
-Pero, por favor, no es tan difícil.- la presionaba Daniel.
-¡Entonces hazlo tú!- le respondió con un enojo que no le había visto dirigir a nadie excepto a él. Parecía que Daniel era el único capaz de activar ese botón en ella.
-Yo tengo un plan que dirigir y una bruja que manipular. Tu único maldito trabajo en presionar unos botones.
-Vete al demonio.- dijo y su ojos se pusieron de un extraño tono amarillo. Los ojos de los vampiros suelen brillar de un intenso color rojo con excepción de algunos vampiros específicos. Vampiros con un apetito más intenso y mortal que el resto. El único vampiro de ese tipo que había conocido en mi vida era a Daniel, hasta ahora. Por suerte el convivir con él me había entrenado para no sobresaltarme por eso.
-Si te enfocarás no tendría que estar diciéndote esto.
-Estoy enfocada.-gruñó mientras presionaba los botones con rabia. Haciendo que por primera vez en toda la práctica se activara al mismo tiempo que el temporizador de Cassandra.
-Felicidades, Cami.- dijo Daniel mientras se retiraba con una sonrisa triunfadora. Mientras una sorprendida Cami se quedaba mirando al artefacto con orgullo.
Más tarde ese día vi a Cami y a Daniel en el patio tomando de la misma bolsa de sangre y hablando como si nada. No quise acercarme ni decir nada porque esos dos son capaces de ponerse a pelear solo por mencionar que estaban en paz. Solo el universo sabe de que hablaban.
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