En El Balcón

11 1 0
                                    


Incluso a mi me sorprende cuanto tiempo pasó desde la última vez que escribí. Lo siento mucho, he estado muy ocupada con la universidad en los últimos meses.

 Lo siento mucho, he estado muy ocupada con la universidad en los últimos meses

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cami
Me senté en el pequeño balcón que tenían los chicos. Hace un rato perdí un poco el control en la práctica con el artefacto para activar las restricciones. Quería tranquilizarme un poco antes de desquitar mi enojo con la persona incorrecta. Nadie merecía mi enojo más que Daniel.

Daniel. No había persona que me irritara tanto como él. Se creía que por haber creado el plan le da derecho a intentar gobernándonos a todos. No hacía absolutamente en todas las prácticas y pretendía que el resto fuésemos perfectos. Me molestaba sobre todo porque llegó con esa actitud de la nada cuando pensé que estábamos bien.

Me di cuenta que mientras más pensaba en Daniel mi objetivo de tranquilizarme se alejaba lentamente. Por lo tanto dejé de pensar en él y comencé a pensar en lo que Adri me había propuesto hace unos días. Se ofreció a pagar mi vuelo hasta Rumania. Tanto ella como Cassandra habían insistido mucho en que algún día fuera con ellas y conociera el país. Sin embargo, nunca acepté ir con ellas. Tenía que admitir que era por el dinero. Al contrario que mis amigas, yo no tenía dinero suficiente para hacer ese viaje. Adri me acababa de ofrecer una solución a ese problema y estaba considerando si debía aceptarlo. Tampoco quería que se sintiera como si me estuviera aprovechando del buen corazón de mi amiga pero la idea de conocer el lugar que ellas amaban tanto era tentador.

Mientras pensaba en todo esto no noté como alguien se sentaba a mi lado. No noté su presencia hasta que me habló.

-Hiciste un buen trabajo con el artefacto.- Ni siquiera tuve que voltearme para darme cuenta de que esa voz pertenecía a Daniel. Gracias a todas las veces que habíamos estado hablando de mi problema con la sed de sangre y algunas peleas que tuvimos en el camino conocía la voz de Daniel a la perfección. Desde la calma y paciencia con la que escuchaba la historia de mi vida hasta el enojo que le provocaba mi torpeza.  Esta vez su voz era algo alegre lo cual era algo extraño. Solía escucharlo de vez en cuando hablaba con alguno de los chicos pero conmigo no solía ser así. Tenía sentido debido a que nos retábamos mutuamente gran parte del tiempo. Sin voltearme contesté a lo que me había dicho.

-No gracias a ti.- le respondí recordando su impaciencia mientras trabajábamos con el artefacto. Estaba tan furiosa en ese momento que creo que salieron mis ojos de vampiro. Eso me hizo recordar que tal vez los demás chicos habían visto mis ojos y me dió un poco de vergüenza de inmediato.

-O tal vez si es gracias a mi.- me presumió.

-No veo de que manera.- No veo como sus gritos me ayudaban en algo. Solo me hicieron perder el control de manera innecesaria.

-Trabajas mejor bajo presión.- Mientras decía esto noté como sacó algo de su bolsillo. El ligeramente metálico olor de la sangre llegó a mis sentidos. Se sentía algo dulce y me invitaba a comer un poco. Me desvíe de ese pensamiento antes de que mi cerebro racional se desconectara por completo.- Tal vez mis gritos y mis comentarios te enojaron pero eran el impulso que necesitabas para lograr activarlo a tiempo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 04, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cassandra (Libro 1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora