La cafetería estaba abarrotada y ruidosa, pero Jonathan estaba demasiado inmerso en la saga del Príncipe Lestat para darse cuenta; incluso la presencia de Nancy pasó desapercibida hasta que dejó la bandeja y se sentó junto a él.
-Oye, Jon, ¿está todo bien? Es como si te hubieras estado escondiendo de mí.
Jonathan levantó la vista, sobresaltado. Un rubor se deslizó por su rostro mientras murmuraba algunas tonterías incoherentes sobre las solicitudes de becas y un nuevo proyecto de fotografía.
-Eres un terrible mentiroso, lo sabes -Intervino Nancy, su tono era más comprensivo que sus palabras.
Dejando su libro a un lado, Jonathan comenzó a sacar las pasas de su panecillo a medio comer, con los ojos fijos en la tarea.
-Mira, Jon, sé sobre ti y Steve, así que puedes dejar de meterte en el baño cada vez que me veas en el pasillo.
-¿Él te dijo? -El corazón de Jonathan martillaba contra sus costillas, pero reunió el coraje para enfrentarla, preparándose para una avalancha de vergüenza y acusación. La amabilidad en los ojos de Nancy lo tomó por sorpresa.
-Sí, me lo dijo -Dijo, con un suspiro y una pequeña sonrisa.- Para ser honesta, he tenido mis sospechas sobre ustedes dos por un tiempo -Al notar la mirada desconcertada en el rostro de Jonathan, continuó.- Sabes que la única razón por la que apareció en tu casa esa noche fue para disculparse contigo, ¿verdad? Porque estaba enojado consigo mismo por lastimarte.
-A pesar de...
-A pesar de que le diste una paliza.
Jonathan no podía decidir si sentirse calmado o preocupado por la interpretación de los hechos por parte de Nancy. Él había esperado que ella estuviera enojada, tal vez incluso disgustada con él, pero en lugar de eso ella se sentó en observación silenciosa, con un brillo enigmático en sus ojos. Preocupado porque su amiga estaba más herida de lo que ella dejaba ver, Jonathan estaba preparado para hacer las paces.
-Nancy, Steve es tu novio. No debería haber... estado con él así.
-Está bien, dejémoslo de esta manera -Ofreció Nancy.- Tal vez deberíamos dejar de tomarnos estas cosas de novio y novia tan en serio. ¿Qué opinas?
-Creo que esta es una de las conversaciones más extrañas que he tenido -Se rió entre dientes, incrédulo.
-Bueno, Jonathan, esta no sería la primera vez que me subestimas -Sonrió Nancy.
Entró al cuarto oscuro, cerrando la puerta detrás de él con un suave clic. Desde un rincón oscuro llegó un silbido bajo: el coro alegre de "Girls on Film." Jonathan dio un pequeño grito, pero restó importancia a su alarma, colocó su mochila sobre la mesa y buscó el estuche de su cámara bajo la luz escarlata de la lámpara.
-Steve, ¿qué haces aquí? -Refunfuñó, sin levantar la vista.
-Solo quería ver cómo se desarrollaban las cosas -Bromeó Harrington, colocando una mano cálida en la parte baja de la espalda de Jonathan.
-Ugh, eso fue terrible.
-No hay necesidad de ser tan negativo -Hizo un puchero Steve, moviendo su mano a la cintura de Jonathan y metiendo el pulgar en el cinturón de sus jeans. Jonathan se volvió hacia él entonces, debilitado por la mirada de esos ojos marrones, encantado.
-Así que... hablaste con Nancy sobre... esto -Logró decir, su voz se quedó atrapada en la última palabra.
-Sí, ella lo descubrió, en realidad -El comportamiento tranquilo de Steve fue un contrapunto a la ansiedad punitiva de Jonathan.- Le dije que habíamos visto una película juntos, y cuando no pude decirle cómo terminó, comenzó a reírse de mí. Dijo que estaba aliviada de que ya no estuviéramos peleando en las calles.
La cercanía de Harrington era más de lo que Jonathan podía soportar, aceleraba su pulso y hacía imposible hablar. Un hilo de sudor trazó un camino gradual por su columna mientras Steve se acercaba. Los nervios de Byers sacaron lo mejor de él.
-No podemos... la puerta no se cierra.
Steve dio un paso atrás y levantó una ceja irónica, escaneando la diminuta habitación en busca de algún mecanismo de bloqueo improvisado. Al no encontrar nada que se adaptará a su propósito, Harrington agarró la parte delantera de la camiseta de Jonathan y maniobró su cuerpo delgado contra la puerta con un fuerte empujón. Jonathan sonrió bastante ante la sensualidad del físico fácil de Steve.
-¿Te gusta lo rudo, verdad, Byers? -Harrington bromeó, sujetándolo suavemente a la puerta por las muñecas. Sus labios se encontraron en un beso agresivo y febril. Jonathan liberó sus manos y pasó sus largos dedos por el cabello de Steve, provocando un suave gemido de placer. Por un breve momento, Jonathan abrió los ojos, embelesado por el resplandor rojo surrealista de la habitación, el calor de la boca de Steve en su cuello, la emoción erótica de un muslo musculoso presionado entre sus piernas. Harrington comenzó a moverse contra él, sutilmente al principio, luego con un propósito definido.
Estaban tan absortos el uno en el otro que tardaron unos minutos más en maldecir y golpear la puerta antes de que notarán que la manija se movía, acompañada de un grito ahogado desde el pasillo exterior. Se desenredaron en un instante, alisándose el cabello y la camisa antes de abrir la puerta. El Sr. Reilly miró a sus alumnos con una mezcla de preocupación e ira.
-¡Jonathan, tu labio está sangrando! ¿Y son esos moretones en tu cuello? ¿Que esta pasando aquí?
Byers se chupó el labio ensangrentado para reprimir una sonrisa. El Sr. Reilly era uno de esos tipos nerds que nunca habían superado por completo su odio adolescente hacia los deportistas.
-Steve, si escucho que le estabas haciendo pasar un mal rato a este joven, ¡no dudaré en recomendar la suspensión!
El rostro de Harrington era el retrato de la sinceridad.- Sí, señor.
Con Reilly fuera del alcance, Jonathan y Steve se echaron a reír, cada uno amenazando severamente al otro con un "momento difícil", suspensión opcional.
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a study in attraction
Romance❝ -Nuestra noche de estudio debe haber ayudado -Bromeó Steve, su confianza sexy pero exasperante.- Deberíamos hacerlo de nuevo en algún momento -¿Hacer qué? -Todos en el estacionamiento podían escuchar la aceleración de su pulso; Jonathan estaba seg...