- ¿Qué harías si te dijera que se...
Donde
Esta
Tu nave?
Se observó al espejo, no logró conciliar el sueño en toda la noche, le preocupaba la forma en como la chica reaccionó.
Parecía que ella se enojaría con él, en lugar de eso, simplemente dejo de llorar, ella simplemente no podía creer que lo que había escuchado.
Dib sabia en el fondo que ella no tardaría en cuestionarlo, así que tomó la mano de la chica, la condujo hasta el patio trasero, lo único que hizo fue ponerle una manta encima, para que la gente no tuviera la curiosidad de verlos.
Al llegar al cobertizo, abrió paso entre todos esos artefactos que aun guardaba, para después mostrarle que ahí, en medio de tanta chatarra se encontraba aquella nave a medio destruir.
– Lamento en las condiciones en la que esta, intente repararla tantas veces, pero, como veras, no sirvió de mucho – Contesto apenado el chico
– Todo este tiempo, tú...
– Mereces estar molesta conmigo y lo entiendo – dicho eso se fue alejando – si necesitas cosas tengo suficientes cosas ahí
Dicho eso, el joven comenzó a irse de poco a poco, dejando a la chica observando su nave, quien aún estaba incrédula.
Tras adentrarse en su hogar, se desplomo en el suelo, comenzó a pasar su mano sobre su negro cabello, no tardó en sentir como un enorme vacío se formaba nuevamente en su interior, hizo lo correcto, le dio a la chica otra oportunidad de rehacer su vida. ¿pero porque aún seguía sintiéndose torturado?
No pudo seguir en el suelo debía mantener la compostura, por lo que se fue directo a su habilitación, intento no pensar en lo que acababa de ocurrir.
La mañana se tornó aún más fría al pasar el tiempo, era viernes por lo que tendría un poco más de cosas por hacer, muchos de sus profesores eran más exigentes los viernes, agradeció por eso, se mantendría ocupado, quizás dejaría de pensar en lo ocurrido, no quería enfrentarse a la chica, tampoco deseaba dar explicaciones de la nave, ya tenía mucho en su cabeza para aunar más problemas en los cuales perder el tiempo.
Al llegar a la escuela, encontró lo mismo de siempre, gente yendo y viviendo sin muchas preocupaciones, a veces envidiaba ser alguien así, deseaba ser alguien sin muchos remordimientos, viviendo aquello que se llamaba "irresponsabilidad", ser alguien feliz, sin preocupaciones de por medio, más que la escuela, o estar ansioso por asistir a eventos sociales, deseaba tener amigos con los cuales irse de fuga después de la escuela o durante las clases, verse en problemas por tener una vida activa.
Realmente envidiaba a sus compañeros, pero sobre todo envidiaba tener su vida, ser alguien "normal".
Ser alguien normal...
•••
Durante la mañana sus pensamientos estaban en puntos críticos, perdido entre la confesión, la arrogancia de algunos profesores, el exceso de cansancio y la preocupación de como la estaba pasando Tak, eran algunos factores para que él se mantuviera un poco ocupado.
Ni siquiera le importaba que Zita lo estuviera acosando, tampoco le importó que el idiota de Zack lo golpeara por no tener todos los trabajos de la últimas clases. Una parte de él no quería regresar a su hogar, temía debatir con una fúrica chica.
Estaba consiente que tarde o temprano debía hacerlo, ella merecía desquitarse también con él, no podía guardarlo simplemente en el armario como si fuera un objeto a la cual no quería saber. Dib no era un santo, eso era algo que se lo recordaba a si mismo todo el tiempo, no era alguien que pudiera ser considerado como una excelente persona, tenía a sus demonios al igual que su propio infierno.
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31 días con ella
FanfictionLas cosas iban de mal en peor para Dib, hasta que sin querer a su vida llega cierta chica alienígena... Ahora los dos viven juntos para solucionar o empeorar sus problemas y sobretodo para hacerse compañía. Drables para conmemorar el Fictober