• Revelacion •

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Advertencias:

Contiene violencia física y emocional hacia el genero femenino, temas relacionados a violaciones y maltrato.
Leer bajo su riesgo.
El contenido es ficticio y no refleja a nadie en particular.

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Estar a en la tierra no la convencía de estar salvo de todo aquello que la hizo sufrir en el pasado, pensaba una y otra vez que todo aquello la encontraría algún día.
Sus sueños eran interminables pesadillas que se volverían realidad, temía el volver a sentir aquellos dedos rozando cada centímetro de su piel era igual que sentir brazas quemándola.
Aquellas miradas sobre ella, aquellas burlas sobre su aspecto desnutrido, pero sobre todo cuando aquella escoria hizo lo impensable, en esos instantes quería morir. Intento acabar con su existencia, quería finalmente dejar aquella basura que tenia por vida, pero nunca logro su cometido, tal como se lo había advertido aquel ser que veneraban como si fuera un dios “ella suplicaría por su muerte, pero ahora era el juguete preferido del más alto Red”

De nuevo sus pensamientos se vieron interrumpidos por un extraño sonido de afuera, fue hasta la ventana, con cuidado de no ser vista, se asomo lentamente, era nuevamente aquel gato feral, por lo visto su búsqueda de comida seguía. Le pareció interesante como aquel animal se aferraba a la vida, en búsqueda de algo para saciar su hambre, no lo pensó ni un segundo, fue directo a la nevera del joven humano.

El frio invadió su rostro, pero eso no la detuvo, siguió buscando algún alimento para el pobre animal, el humano solo tenia unas cuantas rebanadas de jamón, eso le debía servir para alimentar al pobre felino muerto de hambre.

Corrió de regreso a la ventana, busco entre las sombras que no hubiera algún humano para poder lanzar aquellos cortes delgados de carne.
Observo cada centímetro de la calle, afortunadamente no había nadie que pudiera identificarla, con cuidado fue abriendo la ventana, estirando su delgado brazo arrojo aquel jamón.

El pobre animal salió corriendo despavorido cuando los pedazos de alimento tocaron el suelo, eso provoco un poco de enojo a la chica ¿Cómo era posible que se asustara por recibir ayuda? Pero era lo mismo que ella, quizás el felino correría una desgracia como a ella, lo cual lo hacía infeliz.

Cerro la ventana nuevamente, pensó nuevamente en que no era una prisionera, puesto a que las ventanas no tenían seguro, solo la puerta principal, pero si salía, quizás alguien a fuera la atraparía, aun no tenia la fuerza suficiente para pelear. Por lo que daría lo mismo estando afuera que adentro.

El sonido de afuera volvió a llamar su atención, con cuidado volvió a mirar a través de la ventana, el gato había vuelto, devoraba aquellas rebanadas como si no hubiera un mañana, eran los instintos de alguien que había sufrido de un notorio y cruel abandono.
Por un instante, Tak se sintió identificada por aquel instinto de supervivencia, todos los momentos de su trágica existencia pasaron a través de ese animal.

– Se lo que sientes – se dijo a sí misma – Estas solo y desconfías de quien te ayude por temor a enviarte a un infierno peor del que ya vives.

No recuerda las veces que aquel reptil humanoide la golpeaba al grado de casi perder la conciencia, pero si la vez que su fuerza fue diezmada, aquella bestia en un arrebato de ira le tomó por la espalda, con todas sus fuerzas logro arrancarle su pak, el sonido de como aquel aparato se iba separando de su piel junto con sus gritos de dolor y terror resonaron en cada uno de los rincones. El cuerpo de la chica había caído sobre un charco de su propia sangre, aquel monstruo volvió a su rincón, destruyendo con sus garras aquella pieza de tecnología, vio de reojo a la chica, quien estaba agonizando en el suelo, implorando por ayuda.

31 días con ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora