•Perturbado•

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El mal clima había hecho que muchas personas corrieran de un lugar a otro para refugiarse, una lluvia torrencial azotaba a la ciudad, afortunadamente Dib estaba en su hogar viendo el mal clima desde su habitación, tenia una taza de cafe en su cómoda, había tantos pensamientos yendo y viniendo, se preguntaba sobre cómo estaría su padre, cómo estarán las cosas con los ojos hinchados, cómo estaba su antiguo hogar, incluso, pensaba en Gaz.

Luego vino a su mente la oferta de su papá, él había arreglado una cita con la hija de unos colegas, su padre no quería que Dib empezará a salir con chicas, al principio le pareció un poco obsesivo por parte de su padre pero era por que deseaba que su hijo empezara a comportarse como un humano normal, que tuviera más intereses en cosas "ordinarias" y no en locas fantasías sobre alienígenas.

Realmente su padre jamás creyó en él y eso en pocas palabras le dolía, pronto escucho el ruido de los rayos, parecía que sería una tormenta larga, luego recordó que tal vez Tak no estaría acostumbrada al ruido que hacen las tormentas, salió rápido de se alcoba para ir a la de ella, tocó un par de veces pero no obtuvo respuesta, preocupado giro la perilla para ver si estaba bien, pero vio algo que lo dejó perturbado, la Irken no estaba, comenzó a buscarla por toda la casa sin respuesta incluso comenzó a llamarla, pero no hubo respuesta ¿A dónde iría?

Si ella no aparecía tendría que salir a buscarla, sabía que ellos no soportan el agua ya que producían un efecto igual a una alergia, vio que la puerta delantera estaba entre abierta, temiendo lo peor salió lo más pronto que pudo, todo un paraguas y un abrigo, corrió lo más rápido que su cuerpo le permitía, veía de un lado a otro sin señales de la chica, Dib se estaba desesperado, cuando escucho un ruido a unas cuadras.

- oh por Saturno... - los temores de Dib fueron acertados cuando muy al fondo estaba una figura verde femenina en el suelo, era ella, Tak había huido, Dib se acercó a ella con mucha cautela, la cubrió con su abrigo, la cargo y la llevo de nuevo a su casa. En el trayecto la chica balbuceaba algo incomprensible para el humano.

- mi... mi... Debo...

- calma Tak, estás a salvo.

Tan pronto llegaron a casa Dib estaba más que empapado, trato de cubrir a la chica que se mojó en el intento, una vez en la habitación el chico le quitó las prendas mojadas, le coloco una camisa larga y la arropó de inmediato, él por su parte se dió un baño.

Una vez seco, fue a ver a la chica, quién estaba plácidamente dormida, Dib se había quedado cuidando de ella, la tarde era fría, a fuera llovía hasta más no poder, millones de pensamientos vinieron a su mente, pensamientos que no lo dejarían en paz.

La irken comenzó a llorar mientras dormía, eso alertó al humano, los irkens también sentían, quien sabe las horribles cosas por las que ella tuvo que pasar, eso mantuvo al chico preocupado, pero se quedaría a apoyarla o hasta donde ella se dejara. Dib no la obligaría a que le contará todo pero si quería escucharla en algún momento.

31 días con ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora