• Bufanda •

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El día sería frío, se alistaba para salir, cuando de pronto, la chica alienígena se plantó frente a su puerta, Dib se sintió extraño, realmente no sabía que hacía ella ahí.

- ¿Tak? ¿Pasa algo?

- Quiero saberlo humano... ¡¿Por qué eres amable conmigo?!

- te soy sincero... Ni yo lo sé, pero ¿Eso te molesta?

- ¡¿A qué estás jugando Dib?!

- Calma, yo no estoy jugando a nada

- ¡Dímelo humano cabezón!

- ¡Que no soy cabezón! Además yo no juego a nada

- ¡ENTONCES RESPONDE A LO QUE TE PEDÍ!

- Realmente yo no lo sé... ¿Tak? ¿Estás llorando?

- No... Eso no te incumbe

Dib se acerco hasta ella, con sus manos trataba de limpiarle aquellas lágrimas, llevaba puesta una bufanda de algodón azul, la paso delicadamente por las mejillas de la chica, ella no dejaba de llorar, aquello enternecio al humano, jamás había visto algo que le llegará al corazón.

- No lo hagas humano... Los Irkens somos fuertes y esto me hace débil

- está bien llorar de vez en cuando, eso no te hace débil... - aún sabiendo que ella podría reaccionar de manera brusca, él la abrazo - Creo que eres demasiado fuerte para cargar con eso

- no sabes nada de mi humano

- No, pero me gustaría saberlo, quiero saber que pasaste para que te sientas así, no prometo remediarlo o ir al pasado para evitarlo pero si prometo estar cuando necesites de mi ayuda

- ¿Por qué eres así conmigo?

- quizás por qué... Yo... También necesito a alguien que de vez en cuando se preocupe por mi

Tak lo apartó de manera brusca, lo miro con algo de enojo

- ¿Planeas que yo lo haga?

- Nunca dije eso, más bien, yo... Se lo que se siente estar solo, toda mi vida fue así, no tuve amigos, mi familia es un desastre y a las únicas personas a las que le importaba, ya no están, quizás nunca entenderé lo que viviste Tak, pero te prometo que no estarás sola de nuevo

El terricola volvió a tomar sus cosas, continuo alistándose, vio de reojo a Tak quien aún seguía pasada observando al chico, Dib salió de la habitación, llamo a la chica pero ella seguía ahí son moverse.

- Te deje algo de comida en el refrigerador, hoy llegaré temprano, traeré lo que comeremos - le dijo él al entrar de nuevo a su habitación.

- ¿Realmente lo prometes?

- ¿Traer comida? Por supuesto

- ¿Realmente prometes que ya no estaré sola?

- Lo juro... Bueno excepto por qué ya tengo que irme a la escuela, estaré aquí al medio día

Después de eso, Dib salió encarrerado para poder tomar un autobús, ahora sí se le había hecho muy tarde, podría pagar un taxi, pero por desgracia el planeaba usar su dinero para pagar los gastos extras de comida. Nunca pensó que algún dia le prometeria a una chica que no la abandonaría y menos a una Irken.

31 días con ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora