•Odio•

327 30 15
                                    

Dib observó una vez más aquella habitación, estaba limpia y tenía algunas cosas cómodas, como una cama y algunos muebles, quizás no era buena idea darle algo de humanos a una chica extraterrestre.

En cuanto termino fue a buscarla, ella estaba cerca de la ventana, escondida tras la persiana, via aquella ciudad atraves del cristal. Did no se había dado cuenta hasta ese momento que ella había crecido, estaba ligeramente más alta, tampoco había notado  que no tenía su pak, las dudas no tardaron en aparecer.

- Tak… tengo tu habitación lista

- Querrás decir: mi prisión - dijo ella con odio, sin quitar la vista

- No es una prisión, escucha puedes hacer lo que te plazca, siempre y cuando no me mates… y no se te ocurra salir

Finalmente la irken decidió quitarse de ahí, tan pronto lo siguiera podría estar sola. Una vez que ella ingreso al cuarto, decidió echarse en la cama, ella no le demostraría al terricola lo destrozada que estaba.

Ella había dejado de ser una Invasora para convertirse en una marginada de su especie, tuvo suerte en salir con vida de aquella prisión como también tuvo suficiente como para llegar antes de que la encontraran. Se abrazo a ella misma, si tuviera tan siquiera su pak o a su unidad robótica de reconocimiento quizás sería más fácil poder huir, pero estaba atrapada a la merced de ese asqueroso humano, aquella sensación de vacío pronto se apoderó de ella, haciéndola sentir amargamente miserable.

Dib por su parte, aún tenía muchas dudas consigo mismo, no pensaba que ayudarla podría ser un inconveniente, pero era una Irken, ella quizás podría traccionarlo y acabar con su vida, sin embargo ahí estaba y una parte de el no quería que se fuera, quizás si le mostraba que era de fiar algún día ella podría considerarlo como un aliado.

La noche estaba llegando, Dib estaba viendo la televisión, aún le gustaba ver misterios misteriosos, sólo para divertirse con los malos disfraces y las malas actuaciones, no podía creer que a él le gustaba ese programa, pronto escucho un ruido fuerte, Tak había salido de su habitación, por error ella había roto un plato de vidrio tratando de alcanzar una caja de galletas, él fue hasta ella.

- ¿Estás bien?

- No y ¡ALEJATE DE MI!

- veo que tratabas de alcanzarla… - dijo para después tomarla sin mucho esfuerzo - aquí tienes

- No la quiero - después de eso volvió a su habitación

El chico que iba tras de ella se sintió frustrado, realmente iba a ser duro tratar de convivir con ella.

- bueno si cambias de opinión, puedes tomarlas, las dejaré en la puerta

Ella observó en el interior cómo el humano se iba, lentamente ¿Por qué él la trataba bien?

Su estómago rugió de repente, abrió la puerta lentamente, quizas era una trampa o quizás no…
Vio que él no estaba afuera, tomó rápido aquella caja, la despedazó como pudo y devoró aquellos crujientes pedazos de masa horneada, realmente se moría de hambre hace tiempo que ella no probaba bocado alguno, quizás ser la reo del humano cabezón no era tan malo después de todo.

Volvió a acurrucarse en la cama, realmente sus últimas años habían sido una tortura, que deseaba que terminaran lo más pronto posible.

Muchas gracias para aquellos que lo están leyendo, me hace muy feliz ver qué ya tiene visitas 🖤 de verdad gracias :3

Bueno aquí está el de hoy, espero que les guste, y si ya se que tienen dudas pero a lo largo verán el "Por qué de las cosas"

31 días con ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora