Giyuu estaba ensimismada observando el suave movimiento de las olas, admirando la belleza del océano y disfrutando del aroma del agua salada y de la arena calientita bajo sus pies.
—¿Qué te pasa, sardina? —preguntó con notoria impaciencia su compañero.
—lo siento —se disculpó—. Es un día muy bonito. A veces debes tomarte un momento para apreciar la vista y mirar a los barcos irse.
—eso suena como un maldito desperdicio de tiempo —espetó—. De cualquier forma, ¿Qué diablos traes en esa bolsa? —preguntó haciendo clara referencia a la bolsa de playa de color crema que la muchacha tenía colgada sobre su hombro—. No piensas llevar eso bajo el agua con nosotros, ¿verdad?
—por supuesto que no. La dejaré en la costa hasta que regresemos. No podemos venir a la playa sin estar preparados con toallas y bloqueador solar.
—aún suena como una perdida de tiempo.
—bueno, no te quejes si te quemas con el sol, eres considerablemente pálido, deberías ser cuidadoso con tu piel.
Tengen le bufó, como dando por terminada la conversación.
Giyuu se sentía muy incómoda con el bikini que llevaba puesto. La parte superior ni siquiera tenía tirantes y era de un color rojo bermejo que contrastaba con su piel pálida, la parte inferior la incomodaba todavía más así que se ató a la cintura un pedazo de tela que tenía un patrón de cuadros verdes y amarillos, usandolo como una falda para cubrir un poco sus piernas.
Estaba mostrando demasiada piel a su gusto. Era el único bikini que tenía, pues estaba acostumbrada a usar trajes de baño de una sola pieza, pero tuvo que descartarlo porque evidentemente no funcionaría con una aleta de pez.
De hecho, debía agradecerle a Sabito, de no ser por ella, quien la presionó a comprarlo hace un año, no hubiera tenido salvación. Aunque, bueno, no lo había utilizado hasta ese momento.
Tengen la observaba de reojo mientras se colocaba el bloqueador solar en sus delgados y lampiños brazos. A simple vista, Giyuu parecía ser una muñeca de porcelana con esa piel pálida, esos grandes y pacíficos ojos azulados y ese cuerpo que parecía sacado de un sueño.
La joven pareció percatarse de la mirada granate de Tengen clavada en su espalda y se giró para verlo directamente.
—¿Qué...?
—si te vistieras de esa forma más seguido, tendrías al chico de ensueño a tus pies —dijo sonriendole con malicia y haciendo pistolas con sus dedos para señalarla.
—Kyojuro no es así, ¿de acuerdo? —respondió de mala gana. Luego le extendió el bloqueador solar—. ¿Quieres un poco?
Tengen subió los brazos y los cruzó detrás de su cabeza.
—solo si tu me lo pones.
El bote impactó contra su rostro.
—tienes manos, hazlo tú.
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El Lamento De La Sirena | | K N Y | | A U | |
FanficGiyuu Tomioka estaba contenta con su vida atendiendo la floristería de su incapacitada tía, hasta que accidentalmente es arrastrada al mar y al mundo de las sirenas, quedando ella y otro chico atrapados en una maldición que solo permitirá que uno so...