Capítulo 31

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~Nota: Solo porque estoy de buenas les daré uno más~

Julia y Antonio apretaban sus labios escuchando como su abuela regañaba a la primera por haberse metido con una azafata en pleno vuelo.

Su abuelo por su parte tenía una diminuta sonrisa viendo con diversión la escena, los dos adolescentes estaban sentados en el sillón reprimiendo sus risas, su esposa caminaba de un lado para el otro regañando a la menor de los dos.

Los chupetones y algunos rasguños en el cuello de la adolescente eran más que notorios para la vista de los que se acercaban a ella, su abuela con rapidez supo que había tenido relaciones con alguna chica, gracias al perfume de mujer que tenía impregnado en su ropa y por el labial rojizo en su clavícula no dudo en declarar que era una azafata.

- Tranquila mujer - Paro a su mujer agarrándola de los brazos- Ya no tiene caso que la regañes si ya paso

- Tienes razón - Suspiro profundamente calmándose- Pero que sea la última vez - Miro a su nieta con severidad

- No prometo nada, abuela - Alzo las manos con inocencia mirándola de la misma manera

- Eres como tu madre - Rodo los ojos- Mínimo deshazte de eso - Señalo con su dedo los chupetones

Julia curo en cuestión de segundos todos los chupetones y rasguños, no había podido curarse ya que solo podía pensar en lo bien que sintió cuando había llegado al clímax junto a aquella azafata que había caído entre sus brazos tan cansada y saciada sexualmente.

Su abuela se fue a la cocina para terminar el almuerzo, su abuelo alzo sus dos pulgares aprobando su aventura haciéndolos reír a los dos, su abuelo era igual que ellos mientras que su abuela era más seria y responsable.



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- ¿Están seguros de su decisión? - Les pregunto su abuela preocupada

- Sí abuela, ya hemos vivido solos estos últimos meses - Contesto Antonio asintiendo con seguridad

- Aparte estaríamos más cerca de ustedes - Le recordó Julia agarrando su mano con delicadeza

- Bien - Les dijo rendida- Cualquier cosa solo díganos, saben que pueden contar con nosotros para lo que sea mis niños - Los miro con cariño

- Sí abuela - Besaron su mejilla cada uno

- Eh intenten mantenerse alejados de más vampiros - Los miro con reproche- No me gustaría que volvieran a pasar por una muerte cercana por pelear contra uno de ellos

- Tranquila abuela, ya no hay vampiro o vampira que quiera matarnos - Le aseguro Antonio

Julia asintió con seguridad tranquilizándola, su abuela era una mujer lobo al igual que su abuelo así que entendían todo sobre lo sobrenatural y sobre lo que ocurría en Beacon Hills.

Ellos habían vivido ahí por muchos años hasta que sucedido el accidente en la casa de la familia Hale, se alejaron de ahí para no ser matados por los mismos cazadores.

Su madre, Faith, había nacido siendo una mujer lobo así que había estado envuelta en todo lo sobrenatural toda su vida, por otra parte, Thomas, su padre había sido mordido por su madre para salvarlo del incendio.

Había entrado a la residencia de los Hale para ayudar a sacar a los que pudieran, había inhalado tanto humo que estaban sus pulmones colapsando, así que su madre no tuvo otra que morderlo convirtiéndolo igual en un hombre lobo.

Lo habían mantenido siendo humano por petición de él, le gustaba ser solamente un mercenario y entender todo sobre lo sobrenatural, más no estar al 100% dentro del mundo sobrenatural, la última opción para morderlo era si estaba por morir.

Julia recordaba todo lo de ese día, escuchaba los gritos de las personas dentro de la residencia mientras ella lloraba entre los brazos de sus abuelos, a pesar de que era muy pequeña solo pensaba en Cora y en el resto de personas que consideraba su familia.

Antonio estaba en casa de uno de sus amigos de la infancia de ese entonces así que no había visto todo lo que ella, apenas lo recogieron de la casa de su amigo le contaron muy resumidamente lo sucedido y de que tenían que salir de Beacon un tiempo llegando así a Los Angeles para después regresar a Beacon un tiempo después.

- Ese día me dijiste que de grande querías tatuarte - Le conto su abuela detrás de ella

- Y vaya que lo cumplí - Bromeo viendo sus fotos junto a Antonio

En la foto tenían como mínimo unos 14 o 16 años, los dos estaban sentados en la nieve creando un muñeco de nieve, sus abuelos y sus padres los había llevado a Alaska para conocer la nieve y aprendieran a esquiar viviendo la experiencia al máximo.

- Esa es mi favorita - Señalo la foto donde su madre embarazada estaba siendo abrazada por Antonio- Fue un día antes de que nacieras, Antonio estaba ansioso de por fin conocerte

- Para mí es esta - Señalo una foto de ella con Cora

Ambas estaban tomando chocolate caliente sentadas frente la televisión, a su alrededor estaba lleno de almohadas y juguetes, Julia sonreía a no más poder mientras que Cora sonreía de lado con un brillo en sus ojos.

- Fue una semana antes de que los cazadores encendieran la casa de los Hale - Recordó con melancolía- Amabas pasar tiempo con Cora y Derek, apenas vimos eso supimos que tenían una conexión de hermanos demasiado fuerte

- Lo somos - Aclaro- Somos hermanos, no de sangre, pero sí de crianza y de alma - Miro a su abuela- Ellos son nuestras anclas en esta vida, así que lo último que queremos es que ellos nos falten

- Vayamos a cenar, Antonio y tu abuelo no han de tardar en regresar del super - Le sonrió complacida ante la respuesta de su nieta

Ellos querían que los cuatros se vieran como hermanos en vez de solos amigos de la familia, ambas familias se veían como familia, así que quería lo mismo para ellos sobre todo los tres menores.

Cuando Antonio y su abuelo regresaron se pusieron a cenar, cuando terminaron ambos hombres le toco lavar los trastes mientras que ellas solo recogían los trastes.

- Iré a cazar - Les aviso agarrando su abrigo por el fresco que había

- Con cuidado - Le contestaron los tres al mismo tiempo

Julia se rio levemente para salir de la casa, se fue caminado tranquilamente hacia los barrios más problemáticos de Los Angeles, se quedó a unos escasos metros de entrar de verdad al primer barrio, se escondió entre la oscuridad esperando al humano que sería su cena.

La garganta le estaban empezando a quemar cada vez más mientras inhalaba el delicioso aroma del humano que se acercaba hacia ella, podía escuchar los latidos de su corazón con fuerza, estaba corriendo o escapando de algo.

Justo doblo en el callejón donde ella estaba esperando pacientemente, con su nueva fuerza lo agarro del cuello estrangulándolo elevándolo del suelo para tenerlo a la par de ella, lo estampo contra la pared viendo que era un hombre de unos treinta y pocos.

- Suéltame - Le dijo con dificultad intentando salir de su agarre...

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Dopamina | Rosalie H. & Victoria S. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora