Capítulo 67

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Ya había pasado dos años desde el encuentro con los Cullen por la disputa de la naturaleza de la niña, Victoria y Julia habían estado quedándose en el castillo Vulturi, Victoria siendo parte de la alta guardia mientras que Julia era guardaespaldas personal de los reyes y reinas.

Al principio a Victoria le consto quedarse en un solo lugar por mucho tiempo, pero después de tener una gran conexión con los demás Vulturi todo se le facilito, Julia se adaptó con gran rapidez desde el minuto uno cuando llegaron a Italia.

Liam y Antonio estaban en la universidad como para quedarse con los Vulturi, pero participaban en algunas misiones que fueran necesarios, aunque preferían tener más una vida tranquila y algo apartada de lo sobrenatural después de todo lo vivido en Beacon Hills.

- ¿Estás segura? - Alzo una ceja

- Claro - Se encogió de hombros- Eres mi esposa y yo te seguiría a cualquier parte mujer - La abrazo por su cuerpo- Si eso significa ir al infierno contigo, lo haré

- Me encantas - Ronroneo acariciando los hombros de Julia- Vayamos entonces - Se puso ligeramente de puntillas para darle un casto beso en sus labios

- Pero no me dejes así - Hizo un puchero mientras la seguía

La risita divertida de Victoria llego a sus oídos haciéndola sonreír como tonta, la alcanzo en un segundo agarrándola por su cadera que era vestida por la casaca roja que definía su silueta.

- No te puedes librar tan fácilmente de mí, linda - Le susurro al oído haciéndola suspirar

- Es lo menos que quiero - Le murmuro con esa voz tan suave y seductora que hacía erizar la piel de Julia en cuestión de segundos- Pero tenemos que compórtanos que vamos con los reyes

Julia gruñó frustrada para acomodarse a su lado derecho agarrando su mano, Victoria negó con diversión al ver el pequeño berrinche de su castaña.

- ¿Estás segura? - Le pregunto suavemente sosteniendo su mano

- ¿Por qué solo le pregunta a ella? - Le pregunto Julia ofendida

- Porque eres una gobernada - Le respondió con obviedad haciendo que todos en la sala se rían

Julia abrió la boca mucho más ofendida, Aro la miraba con diversión, la castaña no dijo nada ya que el azabache tenía razón, ella era la gobernada en ese matrimonio.

- Bien, entonces alisten sus cosas - Soltó la mano de Victoria con suavidad- ¿Harán lo mismo que tu hermano y Liam? - Le pregunto a Julia

- Sí, cuando nos necesite estaremos totalmente dispuestas - Le contesto sin dudarlo

- Perfecto, su aposento será el mismo cuando quieran regresar - Les aviso tranquilamente- Sus lugares entre nosotros igual serán los mismos dentro y fuera de este castillo, con la misma autoridad



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- ¿Es la última? - Le pregunto Julia desde la cocina

- No, falta una bolsa más - Le respondió su esposa desde la cajuela del carro

Julia gruñó fastidiada para ir hasta la cajuela del carro, el ir de compras al super le gustaba, pero odiaba estar yendo de un lado para el otro con las bolsas.

Cuando cerro la cajuela e irse adentro de la casa le pareció ver de reojo dos ojos anaranjados viéndola desde el bosque, cuando se giró para ver mejor no encontró nada así que se acercó, olio un poco la zona, pero no encontró ningún aroma fuera de lo habitual.

Le restó importancia y se adentró a la casa para acomodar su parte de las compras, Victoria ya se había aburrido de la rutina en Volterra así que regresaron a la casa en Forks, ya tenían todo solo les faltaba algunas cosas que estaban en Beacon Hills y hacer la despensa.

- ¿Vemos Harry Potter y la orden de Félix después? - Le pregunto con emoción

- Sí amor - Le contesto con diversión- Pero tú harás tus palomitas - Golpeo suavemente el pecho de Julia con su dedo índice

- Pero me gusta verte cocinar - Berrincho haciendo un pequeño puchero con su labio- Te ves tan sexy con una de mis blusas mientras lo haces

- Pues fíjate que esta vez no será así - Golpeo juguetonamente su nariz haciendo que la arrugue tiernamente

- ¿Pero por qué no? - Le pregunto infantilmente haciéndola reír

- Te amo - La beso castamente para desaparecer de la cocina dejándola sola con sus berrinches

- Victoria - Se quejo infantilmente

- Deja los berrinches y hazlo - Le dijo desde la habitación que compartían

Entre refunfuños Julia hizo sus palomitas y se sirvió su cerveza en un vaso de vidrio, se sentó en el sillón aun haciendo berrinches, puso la película cuando escucho los pasos ligeros de Victoria bajando las escaleras.

- Mi berrinchuda - Le sonrió con diversión sentándose entre sus piernas

Julia solo resoplo atrayéndola más hacia su cuerpo, a Victoria le encantaba ver películas sentada entre las piernas de Julia mientras la abrazaba como si fuera alguna bebé.

Su castaña tenía la manía de sentarse en forma de indio en cualquier silla o sillón donde se sentará dejándole su trabajo más fácil, siempre recostaba su cabeza en el hombro de Julia inhalando el dulce aroma de menta y perfume caro.

- ¿Por qué no puedo estar en el mundo de Harry Potter? - Lloriqueo mirando con admiración al hipogrifo

- Porque es un mundo ficticio de J.K. Rowling - Le contesto Victoria con diversión- Por eso

Julia resoplo haciendo un lindo puchero que Victoria no pudo resistirse a besarlo llamando la atención de la castaña, amaba ver Harry Potter, pero su señora era mucho más importante.

El sonido del timbre de la casa hizo gruñir a ambas por interrumpir el beso, Julia a regaña dientes se alejó de su esposa y abrir la puerta, volvió a gruñir con mayor fuerza al ver de quienes se trataba.

- ¿Qué quieren? - Les pregunto toscamente

- Darles la bienvenida de regreso a Forks - Le dijo Esme con su aurora maternal levantando el pay de frambuesa que había preparado

- Gracias - Agarro el pay- ¿Algo más? - Miro de reojo a los demás Cullen- Sino es así, largo de mi propiedad

- Julia - La llamo Carlisle con voz serena- Queríamos pedirte perdón por todo el daño que te hicimos a ti y a Antonio, no debimos dejarlos de aquella manera, debimos hablarlo como familia y resolverlo juntos

- No - Lo interrumpió con rudeza- Ustedes no son mi familia, mi familia está en Beacon Hills y un estúpido perdón no va resolver todo el daño que hicieron

Vieron como los ojos de Julia cambiaron a esos ojos amarrillo tan imponente mientras soltaba fuertes gruñidos, las manos pálidas y pequeñas de Victoria tocaron su espalda tranquilizándola rápidamente.

- Es mejor que se retiren - Les pidió con tranquilidad- Si la alteran más no intervendré cuando los ataque

Rosalie solamente podía ver como Julia tenía los ojos cerrados disfrutando las caricias que Victoria hacía en su espalda, tanto que estaba empezando a ronronear sin vergüenza alguna.

- Por favor Julia... - Se quedó callado ante el gran gruñido que les había dado de repente intimidándolos junto a esa mirada amarillenta

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Dopamina | Rosalie H. & Victoria S. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora