Dopamina | Rosalie H. & Victoria S. (Terminada)

Capítulo 32

◥█▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀█◤ 

- Suéltame - Le dijo con dificultad intentando salir de su agarre

- No creo - Negó con diversión- Ahora serás mi deliciosa cena - Sonrió mostrando sus colmillos asustándolo

Le tapó la boca con su otra mano para soltar su cuello, podía ver como el hombre se movía desesperado por escapar, ladeo su cabeza y pudo visualizar mejor la yugular, se lambio los labios para acercarse a este y al fin clavar sus colmillos en él.

Sintió ese gran néctar rojo y caliente resbalando por su garganta calmando el ardor en su garganta mientras recorría este. En segundos el hombre dejo de moverse seguido de los latidos de su corazón secaba por completo.

Cuando se alejó vio el cuerpo sin vida, lo dejo caer con desdén, lo vio sin interés alguno, lo cómodo para que no lo vieran con facilidad, cuando se giró para irse se quedó estática.

- Ese era mi cena, sabías - Le dijo con diversión

Julia había quedado sin aliento observándola, cuando sus miradas por fin conectaron sintió un gran empujón hacia ella, los latidos débiles de su corazón se aceleraron, el aire que tenía en sus pulmones se había ido.

Sus piernas temblaban con ayuda de su fuerza sobrenatural se pudo mantener en pie enfrente de ella, su aroma era el doble de delicioso y adictivo atrapándola aún más.

- Mía - Ronroneo ciega por sus instintos mientras la abrazaba y perdía su cara en el cuello de la más baja- MI Victoria - La atrajo hacia ella con mayor posesividad

El ronroneo de ambas se combinaba en uno solo sintiendo el aroma de la otra, lo que extraño a la pelirroja fue la reacción de la castaña, ella sabía que Julia era una hija de luna ya que sabía todo lo sucedido con James y lo valiente e imprudente que fue al seguir a aquella humana tonta, más no sabía que reaccionaría de aquella manera.

- ¿Mejor? - Le pregunto con diversión al sentirla más relajada

- Perdone mi atrevimiento - Se aparto rápidamente chocando con la pared- Me deje llevar por mis instintos, lamento si la incomode, madame - Agacho levemente su cabeza demostrando su arrepentimiento ante sus acciones- Y sobre todo por sobrepasar su espacio personal

- No tienes por qué disculparte conmigo - La miro con ternura- Somos compañeras, puedes hacer lo que quieras conmigo - Se empezó a acercarse a la más alta con picardía

Julia trago en seco al escuchar el tono tan sugerente que estaba aplicando la pelirroja, su corazón volvió a latir con fuerza viendo como la mirada con picardía mientras sus pequeñas manos subían a la parte trasera de esta jalándola hacia ella.

Victoria era mucho más baja que ella así que tenía que agachar más de lo acostumbrado con Rosalie. Se estaba desesperando viendo como la pelirroja la tentaba manteniendo sus labios a escasos centímetros de los suyos.

Poso sus manos con timidez en los costados del pequeño cuerpo de Victoria para acercarla a ella cortando por fin la distancia entre ellas, los labios carnosos y suaves de Victoria la hicieron ronronear de lo bien que se sentía contra su piel tibia.

Sentía como su mundo desapareció por completo enfocándose solamente en la pequeña creatura enfrente suyo que la besaba con fiereza sin dejar a un lado el amor y la veneración que sentía por ella.

Ambas creían fielmente que sus labios enfajaban a la perfección como dos partes de un rompecabezas, se sentían completas y tan felices de que por fin estaban sintiéndose una a la otra.

- Gracias - Murmuro tallando su nariz contra la otra

- ¿Por qué? - Le pregunto confundida

- Por sacarme de ese hoyo oscuro, frío y lleno de dolor - Beso castamente sus labios- Un hoyo que había sido hecho por alguien más

Victoria al recordar lo que había pasado entre ella y la rubia de los Cullen no dudo en volverla a besar, pero con mayor cariño y tranquilidad.

- Yo jamás te dejare - Murmuro entre el beso- Porque eres mi compañera, mi pareja, mía y solamente mía - Agarro el abrigo para besarla con posesividad

Julia admiraba a la pelirroja como bebía hasta la última gota de sangre de aquel humano, se encontraban cerca de aquel barrio donde se habían vuelto a ver confirmando que eran parejas.

La castaña no podía dejarla de ver, tenía miedo de que todo fuera un sueño demasiado cruel, tenía miedo de despertar y ver que seguía en aquel mundo lleno de dolor, frialdad y oscuro.

Verla siendo tan calculadora, perversa y estratega la ponía a delirar, su pobre corazón se alocaba con solo sentirla cerca de ella, su cerebro se desconectaba dejándola embellecida en ella, su cuerpo tomaba vida propia dejándose llevar por sus instintos.

Llevaban una semana completa estando juntas, pero se sentía como si fueran unas pocas horas, el tiempo iba tan rápido cuando estaban juntas cazando o simplemente hablando sobre ellas y sus gustos.

Julia había vuelto a escribir canciones y poemas que ahora eran dirigidos hacia esa sensual pelirroja que la traía mal, de la mejor manera, le había entregado algunos poemas con timidez para que los leyera, Victoria la miraba con ternura al final de cada poema y recompensarla con un gran beso que le robaba el aliento.

- ¿Cuándo? - Le pregunto la mayor

- El sábado - Frunció sus labios- Pero si no te gusta la idea no hay problema

- No es eso - Acuno la cara de la menor entre sus manos- Solo me pone algo nerviosa conocer al hermano y abuelos de mi chica

Julia soltó una risita nasal negando con diversión, tenía a una temible vampira como pareja y le causaba gracia que se pusiera nerviosa ante sus familiares.

La rodeo mejor con sus brazos para perder su rostro en el cuello fino y pequeño de la pelirroja, ambas estaban en una rama de un árbol. Victoria estaba sentada ahorcada de Julia abrazándola por el cuello disfrutando del aroma de ella sintiéndose en paz y sin dolor o soledad alguna.

- Que sea ahora - Le dijo de repente haciendo que Julia saque su rostro de su cuello

- ¿Segura? - La miro sorprendida

- Sí, es hora o nunca - La miro con diversión- Así se acostumbrarán a la idea que su linda nieta sale con alguien tal temida

Julia se carcajeo negando con diversión, la beso por última vez para hacerla que las pequeñas piernas de Victoria rodeen sus caderas y sus brazos rodeen su cuello, se dejó caer de lado para caer de pie al suelo seco del bosque.

◢█▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄█◣