Capítulo Veintinueve "Mi complemento"

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Llegué al lugar solo unos minutos antes de la hora acordada, una cafetería cerca de la estación, seguía sin estar convencido de ir, y más de una vez pensé en retractarme, pero al final, un beso, un abrazo y una profunda mirada de mi prometida me hicieron sentir un poco mejor, sabía que la tenía a mi lado, su apoyo me daba el valor que necesitaba.

—Hola—escuché su voz poco después de recibir mi cerveza.

—Tania—asentí señalando la silla frente a mí.

—Gracias por aceptar verme—se veía nerviosa, no llevaba maquillaje y su cabello no estaba perfectamente peinado como siempre.

— ¿De qué quieres hablar?—suspiré llamando a la camarera.

— ¿Sí?—preguntó la empleada de lugar.

—Un agua mineral para ella por favor.

Solo estaba haciendo tiempo, aunque, si lo pensaba bien, mientras más rápido terminara con eso, mejor.

— ¿Entonces?—la vi fijamente.

—Primero quisiera preguntarte un par de cosas.

—Adelante—asentí.

— ¿De verdad te preocupaste por mí por el secuestro?

—El falso secuestro—arqueé una ceja—, sí Tania, me preocupé mucho, y no logro entender cómo fuiste capaz de hacer una cosa así.

—Yo solo quería que me salvaras, saber si aún te importaba, si aún me querías.

—Sí, lo hacía—me crucé de brazos.

— ¿Habrías matado por salvarme?

—Dios Tania, ¡Sí!—comenzaba a exasperarme—Y es una de las razones por las que estoy tan molesto, habría matado a quien fuera que te tuviera secuestrada, pero a ti no te importó que era alguien inocente, no te importó jugar con Mark, no te importó burlarte de todos, ni usar lo que le pasó a Dulce como plan para tu beneficio.

—Sigo pensando que lo de Dulce fue montado.

—Ella no es como tú—puse los ojos en blanco.

— ¿Qué te hizo esa mujer? Te ha alejado tanto de mí.

—No Tania, eso lo hiciste tú, con tus mentiras, tus berrinches—suspiré—, y ahora el secuestro falso, ¿qué fue lo que pasó contigo?

—Solo luché por lo que es mío, mi amigo.

—La cosa es, que hiciste todo lo contrario, tú y yo ya no somos amigos, me decepcionaste mucho Tania, te quería mucho, muchísimo, te veía como mi mejor amiga, como mi hermana pequeña, y te valiste de eso, de que me sabes capaz de todo por mis seres queridos para engañarme, tú ni siquiera deberías estar en esa silla, tu lugar está en una celda, debía procesarte...

— ¿Y por qué no lo hiciste? Porque te sigo importando.

—No lo hice porque Dulce me lo pidió.

— ¿Qué?—parpadeó rápido.

—De alguna forma, ella cree que con ayuda psicológica puedes mejorar, no quiere que pises la cárcel.

—Así que prefiere verme como a una loca que como a un genio del crimen.

—No lo eres, bájate de esa nube, solo eres sociópata—saqué un par de billetes para pagar la cuenta—, no sé porqué acepté venir en primer lugar. Espero que decidas aceptar la oferta de llevar esto de manera extraoficial, toma la terapia.

— ¿Y si no?

—Se te procesará como a cualquier delincuente.

—Christopher—tomó mi mano—, por favor no, no quiero ir a la cárcel.

Delito de Amarte (Vdy) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora