Capítulo Veintiocho "Plan"

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Llegamos al departamento cansados, pero además, él se veía pensativo y tenso, sobaba su nuca a cada rato y había tomado un par de pastillas para la cabeza.

— ¿Por qué no tomas una ducha y te metes a la cama?—masajeé sus hombros.

—Solo si me acompañas—tomó mi mano colocándome frente a él.

—Si entro contigo a la ducha no podrás relajarte tanto—reí sintiendo sus manos sobre los botones de mi blusa.

—Oh sí que lo haré—me tomó de la cintura llevándome al cuarto de baño dejando un camino de ropa a nuestro paso.

Su cansancio no se notó a la hora de hacer el amor, tal parecía que en ese momento la energía regresaba a su cuerpo, claro que tomé un buen rato para consentirlo, masajeé sus hombros, su nuca y su cabeza, su respiración acompasada me dejó saber que estaba funcionando.

Continué con el masaje en la cama, un poco más completo y que lo hizo caer profundamente dormido en pocos minutos, lo cubrí con una manta y le di un suave beso en la mejilla. Lo observé dormir por un rato, se veía tan guapo, siempre, pero así, tranquilo, casi parecía un niño, necesitaba descansar, todo lo que estaba pasando a su alrededor era un completo caos.

Salí de la habitación dejándolo dormir, yo aún no tenía sueño, preparé un poco de chocolate caliente y tomé algunas galletas para sentarme un rato en la sala, quería revisar algunos detalles sobre la boda, también retomaría el libro que estaba leyendo cuando tuve que estar en casa después del último ataque en mi departamento. Al final, me terminó atrapando una serie de misterio y me perdí un rato viendo la tablet con ello.

— ¿Me cambiaste por una serie alemana de misterio?—escuché su adormilada voz detrás de mí.

—Me asustaste—volteé rápidamente tratando de no tirar el contenido de mi taza—, no tenía sueño, así que para dejarte dormir tranquilo me vine a la sala, ¿qué haces despierto?

—Mis brazos te buscaron—se acercó a mí sentándose al otro extremo del sillón—, y al no sentirte desperté.

—Lo siento cariño—me moví para quedar junto a él—, te veías tan cansado.

—Sí—suspiró abrazándome a él—, lo estaba.

—Lo estás—toqué su mejilla con mi dedo índice—, se nota en tus ojos.

—De acuerdo, lo estoy—rio asintiendo.

—Ya vamos a la cama amor—dejé todo a un lado y me levanté tomando su mano.

—Pero por supuesto—me tomó de la cintura en cuanto se levantó.

—A dormir—reí caminando a la habitación, claramente no me hizo caso.

No tardó casi nada en volver a dormir, pero esta vez, conmigo en brazos, su respiración y el latir de su corazón me arrullaban así que tampoco tardé en caer rendida, al menos, hasta que unas repentinas y horribles náuseas me obligaron a levantarme a eso de las cinco de la mañana, casi no me sucedía, pero cuando así era me quedaba en el baño un buen rato.

—Llamaré a Gary para decirle que te sientes mal—dijo al otro lado de la puerta.

—No—salí sintiéndome un poco mejor—, ya estoy bien.

—Sí, claro—arqueó una ceja cruzándose de brazos—, avísale a tu cara.

— ¡Christopher!—reí dándole un suave golpe en el brazo—De verdad, ya me siento mejor, me daré una ducha.

—Te acompaño entonces.

— ¿Como novio o como enfermero?

—Depende—sonrió tomándome de la cintura.

Delito de Amarte (Vdy) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora