Escuchar eso me impactó, aunque era algo que ya lo sabía, él sí se notaba asombrado.
—Tania—suspiró—, yo...—quitó su mano de su rostro— no sé qué decirte siquiera.
—Nada—apenas sonrió—, no hay nada que puedas decir.
—Debes entender que...
—Lo sé—lo interrumpió—, lo sé, no sé en qué estaba pensando, solo espero que ella te de todo el amor que yo hubiera podido darte—se separó de él y caminó hacia la puerta, entonces yo me escondí.
— ¡Tania! —la llamó pero ella salió de ahí limpiándose las lágrimas, no regresó al jardín, se dirigió a la puerta principal.
Escuché a Christopher soltar un largo suspiro, dijo "tendrá que aprender a superarlo" y continuó con lo que hacía, era hora de entrar.
— ¿Necesitas ayuda? —pregunté lo más normal posible.
—Hola cariño—sonrió volteando a verme—, emm, ¿me pasas esos limones? —señaló la charola a mi lado.
—Claro.
Se veía pensativo, sabía que por la plática con Tania, por supuesto no dije nada, al poco rato esa expresión desapareció y la sonrisa real volvió, terminamos con las margaritas y regresamos al jardín donde ya no nos separamos en ningún momento, Tania no volvió para nada, y eso, sinceramente, me tranquilizó.
La noche estaba cayendo y la mayoría de invitados ya se había ido, solo quedaban algunos amigos de Raúl y unos cuantos de Chris y Andrés.
—Ven conmigo—dijo en mi oído tomando mi mano.
— ¿A dónde? —arqueé una ceja.
—Solo ven—insistió.
—Aún es muy temprano para el arresto.
—Eso es después—rio levantándose—, primero iremos a otro lado.
—Está bien—ladeé la cabeza pero lo seguí.
Tomó un par de bebidas y caminamos al interior de la casa, subimos de nuevo a la azotea, juntó dos camas de playa y nos acomodamos en ellas viendo el final del atardecer.
Quería preguntarle sobre lo sucedido esa tarde en la cocina, pero no encontraba motivo o momento para hacerlo, así que solo me limité a disfrutar el estar ahí, regresábamos a casa al día siguiente, así que por supuesto aprovecharía cada minuto.
— ¿En qué piensas? —preguntó regresándome a tierra.
—En que mañana termina esta tranquilidad—suspiré cerrando los ojos.
—Te quitaré un poco de eso desde ahorita—dijo tomándome de la cintura colocándome sobre él.
— ¡Oye! —me quejé entre risas sintiendo sus labios en mi cuello y sus manos colándose debajo de mi top— ¿Acaso quieres que nos vean?
—No lo harán—continuó besando mi piel—, cerré la puerta con seguro.
—Así que me trajiste con toda la intención de hacerlo al aire libre—lo vi a los ojos con una sonrisa.
—Desde esta mañana lo pensé—rozó sus labios con los míos—, además, un poco de riesgo no nos hace daño, y tú y yo vaya que somos personas de riesgo.
—No juegues con mi instinto aventurero Uckermann—sonreí.
— ¿Por qué? —mordió mi labio— ¿Te puedo convencer? —buscó la manera de meter una de sus manos en el top acariciando mi pezón con el pulgar haciéndome jadear—Eso me dice que sí.
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Delito de Amarte (Vdy) ©
RomanceNueva York, la ciudad que no duerme, y tampoco el crimen, afortunadamente los detectives e investigadores del laboratorio criminal tampoco. Dulce y Christopher han sido compañeros y amigos durante un año y nada más allá, al menos hasta que alguien d...