15 de abril - 02:20

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El sonido del metal rompiéndose resonó como un trueno. El eco se escuchó en el aire, haciendo que las voces de todos se apagaran por un instante. Entonces las grietas aparecieron rápidamente sobre la cubierta y sobre el casco. 

El peso de la parte sumergida frente a la parte que se había levantado sobre el agua hacían fuerza en distintas direcciones. La madera del suelo de la cubierta se partió y las enormes fisuras rodearon el barco. 

Muchos cayeron por las grietas, encontrando una muerte segura. 

Los gritos se alzaron de nuevo.

***
Si Volkov había ayudado a Horacio a llegar hasta allí con su altura y destreza, en ese momento fue el turno de ser protegido por Horacio con su fortaleza. 

Aunque el dolor de la herida había disminuído considerablemente, Víktor no se encontraba en las mejores condiciones para soportar las sacudidas que el destino les tenía reservadas. Al final la pérdida de sangre había dejado sus secuelas y, aunque no moriría por ello, la falta de descanso era más que patente. Se sentía muy cansado y las fuerzas le fallaban. Cuando el barco comenzó a romperse de aquella forma, Volkov trató de prepararse para lo que venía, pero ni en mil años habría logrado aguantar el impacto en el estado en el que se encontraba. 

Sin embargo, Horacio, que había sido advertido por Blake, sí estaba preparado. Con un rápido movimiento, rodeó a Volkov entre sus brazos, agarrándose con fuerza a los barrotes de la barandilla del barco. El ruso quedó así pegado al cuerpo de Horacio, que incluso con su estatura había conseguido cubrirlo completamente, dejándolo entre sus brazos y utilizando también sus piernas para sujetarse. 

Horacio había tenido que confiar en Víktor para saltar desde una considerable altura, pero en este caso Volkov ni siquiera necesitó pensarlo. Primero, porque todo ocurrió en apenas unos segundos y no tuvo tiempo. Segundo y más importante, porque podía ver los musculosos brazos de Horacio cubriéndolo por ambos lados, con las venas resaltando en su piel morena por el esfuerzo, y notaba el agarre de sus piernas, que lo mantenían firme. 

No era cuestión de confianza. Volkov simplemente tenía la seguridad de que no se iba a caer porque Horacio no se iba a soltar. 

No tardó en comprobarlo. 

La parte de popa que se había fragmentado y estaba alzada, pronto cayó al verse libre del peso de la parte sumergida del barco. Un movimiento brusco y repentino.

El aire frío azotó su rostro en la caída y la sensación de vértigo se extendió por todo su cuerpo. Un intenso hormigueo se originó en el estómago y un fuerte mareo le sacudió la cabeza. 

Horacio juntó aún más su cuerpo al de Volkov y así cayeron al oscuro vacío. 

***

Después de despedirse de Carlo, José Heredia había tratado de encontrar una escapatoria. No volvió a ver a ninguno de sus jefes y tampoco se preocupó más por ellos. Era hora de pensar en sí mismo. 

Desgraciadamente, el tiempo no había jugado en su favor y cuando el barco comenzó a inclinarse, él cayó sin poder evitarlo al agua helada del Atlántico. Desde allí, pudo ver a Volkov y Pérez juntos, escalando la cubierta de la nave poco antes de que las luces se apagaran y todo quedase envuelto en oscuridad.

Heredia se había sentido fastidiado ante aquella visión y había golpeado el agua con frustración. Al final, todo lo que habían hecho no había servido de nada. 

José Heredia había estado con los hermanos Gambino desde hacía varios años. Siempre les había servido lealmente y nunca había priorizado sus intereses personales antes que los de sus jefes. Por eso, incluso en mitad del naufragio, él había preferido permanecer al lado de Carlo, obedeciendo sus órdenes hasta el final. 

AU TITANIC - VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora