Capitulo 23: Celdas, miedo y dolor.

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La cabeza le dolía horriblemente y le palpitaba como si agujas punzantes se le incrustaran. Un zumbido bajo penetro su conciencia y parecía no poder escuchar nada a su alrededor.

Luego, fue consiente de su boca y garganta secas y de su sed. Necesitaba agua. Mucha agua.

Segundos después, el dolor en su cuerpo surgió. Los músculos magullados y doloridos, recordándole esa especie de descarga eléctrica que había sentido antes de desmayarse.

Su pulso comenzó a latir con fuerza y el miedo la embargó, un pánico irascible llenándola lenta y tortuosamente mientras era cada vez más consciente de su situación.

Los recuerdos eran confusos, pero ella recordó a los horribles alienígenas, el bosque y... A Michael luchando para liberarse.

Susan se obligó a abrir los ojos. Sobre ella había un techo de metal, brillando suavemente en la tenue luz hecha por una especie de musgo verdoso pegado allí.

Un mareo la invadió y ella apretó sus dientes, sintiendo nauseas y su conciencia tratando de irse de nuevo. Giró su cabeza y sus ojos enfocaron una especie de barras de metal, pero el material no era metal.

Poco a poco y con cautela, escaneó sus alrededores, pero la verdad era  inevitable: Ella estaba en una celda, una celda muy pequeña. Y ka habían puesto allí después de haberla capturado.

Estaba recostada sobre mantas de una tela extraña en el suelo. Como un animal.

Las paredes metálicas continuaban en ambos lados, reuniéndose con el conjunto de barras en la pared frontal, un conjunto de barras sin puerta visible. A través de los barrotes, podía ver un pasillo y luego otro conjunto de celdas frente a ella, aunque la luz era demasiado tenue para ver si estaban ocupadas.

Apoyándose en el piso frío con una mano, se sentó, jadeando cuando el movimiento comenzó a hacer girar su cabeza de nuevo. Por un largo momento, una ola de nauseas amenazó con abrumarla antes de que la empujara hacia abajo, dejándola mareada y temblorosa.

El recuerdo de Michael impactando su mente de nuevo, mientras un sudor frío cubría su piel.

Susan se estremeció, notando que estaba desnuda.

Ella trató de forzarse a pensar más allá del dolor en su cabeza. La vibración constante parecía indicar que estaba en algún tipo de nave. Posiblemente la de esos alienígenas desgraciados.

Ella inhaló pensativamente y se dio cuenta por primera vez que el aire olía mal. Era una extraña combinación de rancio y astringente con una subyacente asquerosidad que le levantaba los pelos en la nuca. Peor que el olor a mierda y animal muerto juntos.

Abrió la boca para gritar, pero de repente se asustó ante la idea de romper el silencio que la rodeaba.

Las cosas estaban mal y con su grito, podrían empeorar. Además, todavía no sabía donde estaba su amigo.

Cuanto más tiempo permanecía sentada, más retrocedía el mareo, así que decidió intentar ponerse de pie y moverse hacia los barrotes.

Mientras se acercaba a la pared para apoyarse, su brazo rozó su cintura y el dolor se disparó a través de ella.

Le dolía porque allí había sido el impacto de esta electricidad horrible que usaron contra ella.

Temblando ahora, se movió con más cuidado. Otra oleada de mareo la invadió, pero pasó incluso más rápido que antes.

Levantó una mano cautelosamente hacia su cabeza, la inflamación en su frente todavía estaba delicada pero ahora parecía más pequeña, como si la hubieran curado.

DRAAKON |JJK| (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora