El bosque era uno de los lugares conocidos por los adolescentes en los que podías comprar drogas, principalmente a Eddie Munson. Según lo que Robin le contó, él era uno de los proveedores más conocidos en la escuela. Reese había fumado hierba un par de ocasiones, pero no sabía cómo debía actuar frente a Eddie, ni siquiera tenía idea de cómo lucía, aunque imaginaba a un tío bastante imponente e incluso intimidante.
Bajó del autobús en el paradero indicado para empezar a caminar con dirección al punto de encuentro. A medida que se acercaba al bosque tuvo la sensación de que alguien la estaba siguiendo, pero dejó de lado sus pensamientos, cuando tenía pesadillas todo el día se le quedaba esa angustia en el cuerpo. Debía ser producto de su mente.
-Reese - la llamó una voz masculina y su cuerpo quedó estático al verlo tan cerca- ¿Podemos hablar?
-Estoy ocupada Billy -dijo esperando romper la comunicación.
-Espera ¿ibas al bosque? ¿te estás drogando? -insistió con una extraña preocupación en su voz.
-¿Qué te importa? Déjame en paz, Billy.
-Solo dos minutos. Por favor - pidió. Reese se atrevió a mirarlo a los ojos, y el temor desapareció de su cuerpo, en cambio, le pareció extraña la actitud del joven. Parecía preocupado. Como si algo le generase angustia.
-¿Billy, te sientes bien? - le preguntó al percatarse del estado del chico, realmente estaba asustado.
-Por favor, déjame hablar contigo, solo un minuto - insistió como si se le estuviera acabando el tiempo.
-Bien, te escucho.
Billy suspiró esperando decir las palabras adecuadas. Sabía que no tendría otra oportunidad.
-Sé que me odias y tienes toda razón en hacerlo, esa noche no sé lo que me pasó, Reese, yo no quería... lastimarte. En serio lo siento mucho y quería decirte que voy a buscar ayuda. Quiero cambiar. - dijo Billy relamiendo sus labios con nerviosismo.
-Te hará bien, y también a Max -fue todo lo que Reese pudo decir -¿Billy? - la castaña se acercó temerosa, el ojiazul de pronto lucía sudoroso y desorientado. Pero en cuanto ella dio un paso al frente, él se alejó.
-No... no te acerques, Reese - susurró dando un paso atrás, dispuesto a subir a su auto.
-Billy no te puedes ir así - indicó Reese tratando de tocarlo, pero él fue más rápido y la tomó de la muñeca con fuerza.
Sus ojos se cruzaron con los del chico, y tal como esa noche, y como en sus pesadillas, estaban completamente negros.
-Lo único que sabes hacer es arruinarle la vida a los demás, Reese, y por eso nunca serás feliz - dijo el cuerpo de Billy, pero aquella voz era de su padre.
Reese empezó a hiperventilar aterrada de lo que estaba ocurriendo, no era real, debía ser producto de su mente, no había forma de que...
-Sé que estoy buenísimo, pero deberías disimular mejor tus deseos, preciosa - le dijo Billy con voz seductora, sacándole del trance en el que estaba. Parecía el mismo de siempre. Reese lo miró confundida, sin saber lo que ocurría - Deberías visitarme en la piscina alguna vez. Te apuesto que te divertirás más que en la heladería de Harrington. Por cierto, mándale mis saludos, es un gran tipo ¿no lo crees? - dijo antes de subir a su auto e irse.
Eso excedió los listos de lo raro, pensó.
Recordó que Max le comentó su preocupación por el estado de Billy, y por unos instantes creyó que quizá algo le ocurría, aunque también podían ser sentimientos de culpa por lo mal que actuó con ella. Tal vez si Billy buscaba ayuda podría asimilar mejor sus emociones y cambiar.
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I Found You (Steve Harrington/Eddie Munson)
FanfictionReese Henderson vivía en un eterno dilema: por un lado siempre creyó que a su vida le faltaba algo que terminara de darle sentido, y por otra parte tenía miedo de arriesgarse y perderlo todo. Se sentía como una gran bola brillante, haciendo de todo...