Foto de la caída de Alexander y Mía en multimedia.
A la mañana siguiente después de la fiesta, Alex prometió que me llevaría a un lugar pero me dijo que era una sorpresa. No era capaz de levantarme de la cama, dormía encima de una nube.
-Vamos rubia, levántate, no me hagas tirarte de la cama -gritó Alex con la intención de espabilarme mientras entraba por la puerta, ni se molestó en tocar la puerta.
-Cinco minutitos más -dije con la cabeza hundida en la almohada y revolcándome como una croqueta entre las sabanas.
Pero se hizo el sordo y no me hizo caso, me cogió de la cintura y me levantó al aire.
-Alexander!! -grité a carcajadas- Nos vamos a caer- reí mientras le daba golpes en la cabeza para que me bajara.
-No nos vamos a caer rubia, que sepas que estás hablando con Bat... -y no terminó su frase porque tropezó con una de mis maletas y caímos al suelo. Su caída fue amortiguada por mi cuerpo.
Reí a carcajadas. Parecía una foca teniendo un ataque de risa -Con quién se suponía que estaba hablando, con Batman? -dije esperando a que me respondiera pero no perdió el tiempo y apoyó su cabeza en mi vientre. Parecía cómodo.
-No pares de reir... -susurró con los ojos cerrados mientras me escuchaba reir.
-Estás cómodo? -dije levantando una de mis cejas y de inmediato se levantó.
-No sabes cuanto -y antes de levantarse por completo, se inclinó hacia mi y dejó un beso en la punta de mi nariz -Va vístete rubia, tenemos que aprovechar el día, quiero ver de cuánto eres capaz.
Levanté mi ceja derecha después de escuchar lo que dijo. Y se rió mientras dejaba un café entre mis manos.
-Me da rabia que hagas eso, quiero hacerlo y no puedo -dijo mientras levantaba sus dos cejas a la vez intentando levantar una. Se veía tan tonto.
Reí- Eso es solo una suerte que pocas personas tenemos, y tú, claramente no eres de esas. Pareces un loco psicópata.
Me golpeó en el brazo por haberle dicho eso.
-Va anda levántate ya!! te espero en el salón, como tardes -dijo entrecerrando los ojos y señalándome con el dedo- juro que te tiro por el balcón y te mando volando a donde quiero llevarte.
Después de 10 minutos me vestí bajo presión. Me puse un bikini negro y unos vaqueros cortos oscuros, preparé mi mochila y salí. Decidí ir sin camisa, total hacía demasiado calor. Llegué al salón y vi a Alexander acostado explorando una cámara profesional que tenía entre sus manos.
Corrí hasta él y me tiré encima. Me sentía tan pequeña. Me rodeó con sus brazos y mi cabeza quedó recostada en su pecho.
-Es tuya? -le quité la cámara de las manos- Es genial -enfoqué la cámara y le saqué una foto de lado. Salía tan perfecto, no me sorprende que quisieran fotografiarlo a todas horas.
-La llevo conmigo a todos lados, si vieras todo los tesoros que tengo aquí dentro fliparias. Pero tendrás la suerte de vivirlas conmigo -me guiñó un ojo y se levantó. Cogió mi mochila y se la puso en el hombro. Se veía tan mono.
Al entrar en el garaje me sorprendí. Al lado de nuestros coches había una furgoneta. Se suponía que utilizaríamos la furgoneta esa hoy, porque lanzó mi mochila en la parte trasera y se subió. Me miró y me hizo una seña para que subiera. Lo más increíble de todo era que esta furgoneta no tenía techo.
En la radio sonaba Take You For A Ride - Koakua. Echaba de menos escuchar Reggae
Me puse de pie en el asiento del copiloto con la mitad de mi cuerpo hacia afuera y estiré las manos e incliné mi cabeza hacia atrás. Todo el viento venía en mi contra. Esta sensación no la olvidaría jamás.
El camino era increíble, no dejaba de mirar hacia afuera. Era todo verde y las playas eran increíbles y jamás había visto palmeras tan enormes. Después de un buen rato llegamos a una playa desierta rodeada de enormes montañas verdosas alrededor. Sino fuera porque estaba atenta todo el camino, habría pensado que estaba en una isla perdida.
-Wow, este es el mejor sitio en el que he estado -me bajé del coche y di una vuelta sobre mi misma para ver todo lo que me rodeaba.
-Dices eso porque aún no has visto todo esto desde arriba... -dijo Alex acercándose a mi y rodeando mi hombro con su brazo.
No, no mires, Mía.
Está buenísimo admitelo.
No
-A qué te refieres con ''desde arriba'' -dije asustada mientras lo miraba confundida pero el solo rió y siguió su camino. Después de traspasar miles de palmeras podía visualizar una cabaña y para mi sorpresa Alex tenía las llaves de esa cabaña.
La cabaña era increíble, era pequeña pero bastante lujosa. El tejado era como de paja no pude distinguir el material. Subimos unas pequeñas escaleras que guiaban hacia la puerta y cuando la abrió, sentí una sensación de calidez, era como estar en casa. Habían unos ventanales enormes que daban hacia la parte trasera de la cabaña. Juraría que eran puertas.
-Mía te traje aquí por una razón en especial... -giró su rostro para mirarme y me agarró de las dos manos- yo... yo...
Me asusté, era capaz de confesar su amor aquí mismo.
No seas ilusa
Y tan ilusa que fui. Lo primero que hizo fue colgarme en sus hombros y correr hacia el pasillo de la cabaña, abrir la puerta y tirarme a la cama. Este chico cada vez me sorprendía más.
Reí a carcajadas.
-Se puede saber que estás haciendo -reí. Estaba acostado a mi lado con la cabeza hundida en la almohada. Esta cama también tenía sabanas blancas. De repente giró su rostro para encontrarse con el mío. Mi nariz rozaba con la suya. Y jamás imaginé que fuera hacer lo que hizo.
Se acercó mucho más y nuestros labios estaban prácticamente pegados. Él no apartaba su mirada de mis labios ni yo de los suyos. Sentí la necesidad de besarlo.
-Quiero hacer algo pero no sé si... -dijo susurrando aún sin apartar la mirada de mis labios.
-Hazlo -susurré.
Y me besó. Fue el beso más tierno que jamás nadie me dio y miles de sensaciones empezaron a recorrer todo mi cuerpo. Cuando abrí los ojos, lo vi con los ojos cerrados pero dos segundos después de mi los abrió y una sonrisa nació de él, fue mutuo porque yo también sonreí.
-Me encantas -me susurró aún cerca de mi. Pero esto se nos estaba yendo de las manos y lo empujé haciendo que cayera de la cama -Rubia! no seas tan cruel -dijo mientras asomaba su cabeza desde el suelo. Creo que me estaba enamorando de su pelo.
Cuando lo empujé, se levantó, sacó el móvil de su mochila y vino corriendo hacia la cama con la intención de saltar. Saltó de tal manera que el impulso hizo que mi cuerpo brincara un poco. Se acercó a mi y puso la cámara de su móvil.
-Selfieeeee.. -puso voz de niña con la intención de imitarme por la otra vez cuando fui yo quien nos sacó una foto en el baño.
Reí- No puedo contigo ricitos.
Me sonrió y se acurrucó en mi. Parecía un niño pequeño y la cara de ternura que tenía me volvía loca, me daban ganas de achucharlo como a un peluche.
Te está empezando a gustar Alex Mía y lo sabes
¿No? o ¿quizás sí?.
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Las mejores cárceles no tienen barreras.
Teen FictionMía acaba su último año de instituto y aún no ha encontrado ningún motivo para seguir adelante. Aún no ha sentido lo que es realmente vivir la vida gracias a la continua rutina del día a día. La insistencia de su madre con que debería de ser modelo...