Capítulo 20 -Bella durmiente...

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Sentí una mano golpear mi cara. ¿Por qué me golpeaba una mano?

Abrí los ojos poco a poco porque me pesaban del sueño y tenía la mano de Alex en mi cara y su pierna en mi cintura. Ah, y de la sabana ni hablemos, él se había apoderado de ella. Tiré de la sabana con la intención de arrebatársela pero no podía porque estaba debajo de su cuerpo y pesaba.

Alex... -susurré- Alex... -otra vez- Bella durmiente... -y me chupé el dedo índice y se lo metí en la oreja y se despertó de inmediato- Buenos días!! -le grité, subiéndome encima de él.

-Bonita... -susurró con los ojos cerrados aún- cuando llegará el día en el que me despiertes con un beso? -y sacó sus labios hacia afuera poniendo morritos.

Tengo que hacerlo

Me acerqué más a él para que pensara que de verdad lo iba a besar. Estábamos más cerca aún y le saqué mi lengua con la intención de babear sus labios pero él fue más rápido y me agarró con sus dos manos de la cara y me pegó a él, besándome a la fuerza.

-Mmmm!! -estaba intentando decir algo, pero no podía hablar, tenía sus labios pegados a los míos y no dejaba que me apartara. Solo lo golpeaba con las dos manos. Hasta que me soltó.

-Mmmm que rico... -se pasó la lengua por los labios- así cualquiera tiene ganas de levantarse de la cama, no crees? -y me miró guiñándome un ojo. Pero yo aún seguía sin reaccionar.

-Besame otra vez... -susurré sin dejar de mirarlo a los ojos. Aún seguía tendida de rodillas en la cama y él acostado boca arriba mirándome.

Espera, ¿qué estoy diciendo? ¿besame? No!! no? o sí? Bueno, en verdad si que quiero más

Alex enseguida cambió su rostro, estaba más serio, sorprendido por lo que le acababa de pedir- M-me lo estás diciendo enserio rubia?

-Estás de coña Alex? -levanté una ceja y me crucé de brazos- me besas a la fuerza y cuando te pido que me be... -no dejó que acabara porque ya me estaba besando.

Fue tan rápido que impulso su cuerpo hacia mi y caí hacia atrás y de un momento a otro, yo estaba debajo y él arriba. El beso empezó siendo suave pero después aumentó su intensidad. Me agarró de un lado del pelo besándome con más fuerza. Y joder, la situación empezó a encenderse, juraría que estuvimos así como más de cinco minutos. Apartó un poco su rostro del mío para poder recuperar el aire que nos arrebatamos, pero aún así quedamos a centímetros. Nos miramos sin decir ni una sola palabra. Y volvió a dejar un corto beso en mis labios y se inclinó un poco levantando el peso de su cuerpo sobre el mío.

-Quiero despertarme así todas las mañanas... -me susurró y me agarró de la muñeca y comenzó a acariciar el tatuaje que tenía.

Y un pánico se apoderó de todo mi cuerpo, tenía miedo de que se diera cuenta de lo que ocultaba tras el tatuaje.

-Y-yo t-también... -mi mirada no se apartaba de su dedo acariciando mi muñeca. Me miró y frunció el ceño preguntándose por qué estaba tan nerviosa, o eso creo.

-Por qué estás tan nerviosa rubia? -me resigné a levantar los hombros con indiferencia.

Mierda, si digo alguna palabra más, quedaré como una idiota y me delataré.

-Rubia... -susurró agarrándome de la muñeca mucho más fuerte para contemplar bien lo que escondía. Me miró y volvió a dirigir su mirada a mi muñeca- Q-qué es esto... ?

-El q-qué? -tenía un nudo en la garganta. Me estaba angustiando y esta situación no estaba ayudando para nada. No me gusta la idea de dar explicaciones sobre esto.

Las mejores cárceles no tienen barreras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora