Estaba segura de que jamás en mi vida había sido tan feliz. Las acciones y las palabras de Alex me hinchaban tanto de amor que creí que iba a explotar de felicidad.Iba a ser el mejor cumpleaños de mi vida. Lo sentía.
—Tengo una sorpresa para ti. No es la única, pero sé que ésta te va a encantar.
—¿Una sorpresa? ¿Otr... —No me dejó acabar la frase porque enseguida sentí sus labios sobre los míos. Los había echado tanto de menos.
Querer con todo tu ser besar a una persona y no poder, entra dentro de la lista de las ''10 frustraciones de Mía''.
Sí, lo sé. Me la acabo de inventar. Pero ¿y qué?
—Estoy segura de que no habrá nada mejor que... —Tan rápido como dejó de besarme intenté hablar pero me alzó del suelo y me subió a caballito sobre su espalda— ¡Estás completamente loco! ¿A dónde demonios vamos?
—¡Tú eres la chica que alimenta ésta locura! —Corría a toda prisa esquivando todo el tránsito de gente que había, y yo sólo podía reír— Mierda ¡Lo siento señora pero cenicienta llega tarde!
Miré hacia atrás, sin dejar de reírme, para fijarme en la mujer mayor a la que casi nos llevamos por delante— Alex... ¡Corre! ¡Está hablando con un guardia y nos mira con cara de pocos amigos!
Corrió tantas calles que yo ya comenzaba a asfixiarme.
Reírme o correr. Las dos cosas al mismo tiempo no encajaban conmigo.
Vale sí, el que corría era él. Pero oye, que las gandulas somos las mejores.
—¡Para, para! Me vas a matar. Me falta el aire —Me dejó en el suelo como si de verdad le asustara que me quedara sin aire. Su voz me lo decía.
—¿Estás bien? —Me acarició la cara sin dejar de mirarme, tratando de encontrar algo mal en mí.
—Oye idiota, que estoy bien. No te preocupes —De repente oí como el sonido de su risa comenzaba a brotar desde su garganta. Este hombre realmente me iba a llevar a la locura ¿Ahora qué le pasa? —¿Se puede saber qué es lo que te parece tan gracioso?
—No sé qué es lo que más echaba de menos. Oír tus insultos o ver cómo te está faltando el aire sólo por recorrer un pequeño tramo.
— ¿Sólo... un p e q u e ñ o tramo?! —Articulé cada palabra y gesticulé tanto con las manos que volvió a reírse— Oye chico, si a recorrer siete calles lo llamas ''pequeño tramo''. A ti se te va la cabez...
—Shh... —Posó su dedo sobre mis labios para hacerme callar y lo consiguió y no por eso. Sé que puede resultar estúpido, hasta yo lo pensaría pero el simple tacto de su dedo sobre mis labios hizo que me recorriera un escalofrío por todo el cuerpo.
Ese gesto fue demasiado sexy
Sexy mis hormonas que me están traicionando
Normal, con semejante Dios del Sexo a 5 centímetros de ti... ¿Quién no?
—Creo que definitivamente echaba de menos la pasión con la que te indignas.
—No hagas eso... —Su sonrisa de victoria me debilitó por completo. Si había un hombre más sexy que bajara Dios y me lo dijera.
—¿Hacer el qué? No estoy haciendo nada —Susurró en mi oído mientras me acariciaba el cuello con su nariz y sentía su aliento sobre mi piel.
Sólo él conseguía hacer que me evadiera del mundo, tanto que no me había dado cuenta de que seguíamos en la calle, alrededor de la gente y a plena luz del día.
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Las mejores cárceles no tienen barreras.
Fiksi RemajaMía acaba su último año de instituto y aún no ha encontrado ningún motivo para seguir adelante. Aún no ha sentido lo que es realmente vivir la vida gracias a la continua rutina del día a día. La insistencia de su madre con que debería de ser modelo...