Protector - shadamy

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La pequeña eriza retrocede poco a poco hasta quedar contra la cabecera de la cama mientras miraba a su padre subirse sobre la misma. Ella tiembla, sabe que cuando su padre sonríe así son malas noticias. Trata de escapar. Pero su padre la toma y la aprisiona contra la cama.

—MAMA! MAMI!! AYUDA MAMI!!— gritaba con miedo

—¡cállate estúpida!— grita su padre golpeando su mejilla —ella no vendrá— sonríe y le rompe la ropa

—no, por favor, papá— súplica mientras siente las asquerosas manos tocar su fina piel.

—calla, hoy serás mía, solo la niña de papá—

—NO!— rompe su garganta entre gritos y llantos, mientras deja de ser una "niña" a pesar de solo tener 8 añitos

Mientras esto pasa, una eriza de un pelaje blanquecino grisáceo, totalmente golpeada llora detrás la puerta de su habitación, tapando sus orejas y rogando por perdón.

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Acomodo a Amelia en la cama. La cubro con las sábanas que ella ha conseguido. Acomodo sus púas para ver su rostro. Me gusta ver el rostro de Amelia cuando descansa.

Me aparto y salgo. Amelia necesita descansar. Yo no necesito descansar.

Regreso a la sala. Miro el lugar. Miro las cosas que conseguimos. Haré las cosas que Amelia hace para que no las haga ella.

Primero me retiro la tela de mi cuerpo para moverme mejor. Tomo una tela y le coloco agua y algo llamado desinfectante. Es verde y huele bien, aunque fuerte, me lastima el olfato. Paso esta tela por todas las superficies. Los muebles. La pared. El techo. El suelo. La tela se pone oscura mientras más la paso por los lugares. Amelia lo limpiaba con agua. Tomo la tela y la limpio en el agua. Lo oscuro no se le quita mucho. Muevo la tela entre mis manos. Ahora tengo dos telas.

Las sigo limpiando. Les quito el exceso de agua y les coloco más desinfectante para seguir pasándolo por todos los lugares que necesitas estar limpios.

El lugar comienza a oler bien y se mira distinto.

Las telas se hacen más pequeñas cuando las limpio. Dejo eso y tomo una más grande y blanca. Es más difícil de utilizar pero funciona.

Muevo las orejas al escuchar algo cerca. Volteo mirando a Amelia. Está parada mirándome desde la puerta.

─shadow, que haces con las sábana?─ mira la tela en mis manos

─estoy limpiando─ dejo la tela y me acerco a ella.

La cargo entre mis brazos.

—shadow, que haces?—

—no debes caminar— indicó ─debes descansar, y yo voy a limpiar─

—pero shadow, hay mucha limpieza que hacer, y no sabes que hacer, acabas de usar una sábana para limpiar, y espero no hayas usado la misma tela en el suelo que en los muebles—

─.....─

─lo hiciste verdad?─

—eso no importa, yo la haré, tú descansa— la dejo en el sillón

—voy a ayudarte— trata de levantarse y la vuelvo a sentar, ella frunce su frente. Parpadeo. Es la primera vez que la miro con esa cara. Es raro.

—¿Por qué tu cara está tan tensa?—