Capitulo Veinte. Es así, el final.

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Cody.

Un año después.

Habían pasado muchas cosas después de el día del juzgado, iniciando por mi cercanía a los dos Omegas, Justin fue quien marco un alto, el no quería que me alejara, por alguna razón que estaba seguro que ni siquiera él comprendía, detestaba que pasan demasiadas horas alejados de su madre y el. Hablé con los ancianos de la manada Oasis, ambos dijeron lo mismo, el pequeño cachorro Omega en su inconsciente se estaba asegurando que no me alejara de su madre. Según ellos, Justin había decidido que yo sería quien los cuidara desde ahora.

Los primeros días para mi fue extraño, no era capaz de entender porque él lo había decidido así, ahora, ya no me planteaba eso, solo confiaba en que era parte de la naturaleza. Mi relación con Dylan también había crecido demasiado, hasta el punto en el que comencé a quedarme por días y hasta semanas a dormir con ellos en la cabaña, al inicio dormía en la sala o en la pequeña habitación que sobraba.

Fue recién a los siete meses que me quedé a dormir en la misma cama que él, después de un celo, nuestro primer celo juntos. Nuestras feromonas se sincronizan y nuestro celo se presentó al mismo tiempo, después de eso, comencé a habitar por las noches la misma cama que Dylan.

Justin llegaba a mitad de la noche, abriendo la puerta y entrando en forma de lobo, Dylan a veces no lo escuchaba, yo sentía al cachorro, mi brazo siempre colgaba por fuera de la cama, así que cuando los aullidos no eran suficientes, el cachorro mordía mi brazo o trepaba la cama con la ayuda de sus colmillos, los encajaba a mi ropa y se impulsaba hacia arriba.

Varias veces fingí dormir para saber porque en las mañanas Justin amanecía sobre mi espalda y las mangas de mis remeras estaban rotas. Cuando finalmente Dylan se enteró la razón por la cual compraba cada semana nuevas remeras y tenía cada vez más prendas sin mangas, reprendo y castigo al cachorro.

Quien como era de esperarse, bajo las orejas, chillo adolorido y se escondió detrás de mí, buscando mi consuelo y que el castigo no fuera enserio. Convence a Dylan que no fuera tan duro con él, no le había quitado el castigo, pero sí permitió que volviera a ingresar a la habitación a dormir con nosotros. Porque en un inicio dijo que lo prohibiría por los siguientes dos meses.

Abrí los ojos sintiendo un peso sobre mi abdomen y otro en mi brazo, levanté la cabeza encontrándome con la sorpresa, sonreí y acaricie al cachorro de lobo acostado allí sobre las mantas, acostado al lado mío estaba Dylan, durmiendo tranquilo y con el cabello revuelto.

La puerta fue golpeada por unos segundos hasta que se abrió, Judith ingresó con una pequeña sonrisa, nerviosa.

—Se perdió ese cachorro —asentí —¿Quieres que lo lleve o están bien allí?

—Estamos bien, no te preocupes, descansa de él un rato —se rio antes de asentir.

—Como usted ordene, señor —reímos y ella volvió a salir, cerrando la puerta, giré la cabeza cuando sentí a ambos Omegas moverse, Dylan más cerca de mi y Justin más cerca de su madre.

Lo sostuve con mi mano libre y nos gire para que el cachorro quedara sobre el colchón, saque el brazo de debajo de la cabeza del Omega y me levanté de la cama, no tardaron en despertar, pero, a veces estar los tres al mismo tiempo en el baño era complicado.

Tuve mis necesarios cinco minutos de aseo en privado hasta que la puerta fue rasgada y escuché ladridos, abri la misma de inmediato y vi al cachorro rascarse el cuello con las patas antes de ingresar, tambaleándose y tropezando con sus patas aún adormecidas, salí y entré cerré la puerta, yendo hacia la cama. Allí estaba mi Omega, recién despierto.

—Alfa —beso mi mejilla —¿Dónde fue Justin?

—Al baño, iré a preparar el desayuno, tu cuida que el cachorro no se duerma mientras está allí arriba, otra vez —río.

2. Oasis [Chrisberry] (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora