13. E n términos de soportar, no estoy soportando.

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Pov Valerian

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Pov Valerian

-Me voy -Le digo atando bien mi mochila con la poca ropa que llevo-. ¿Estás seguro que no quieres venir? Lo que dije antes era solo para mostrar mi punto.

Parece ignorarme, pero soy terco y me detengo justo al frente de él, lo nota y veo cómo voltea los ojos con disgusto.

-¿Qué punto? -Pregunta con desgana

-Que te fijas más en lo negativo.

Se queda callado, ignorándome mientras continúa dibujando.

-Sebastián, al menos piensa en lo que te dije ¿Bien?

-No tengo nada que pensar.

Me muerdo el labio, estoy harto Kyklos, harto.

Debes endulzarlo, tú puedes.

-Sólo piensa en los pros y contras de tener mi amistad mientras no estoy, no ha de ser tan difícil -Le expreso caminando a la puerta principal-. En el refrigerador te deje comida para hoy, no te saltes ninguna, nos vemos.

Como no escucho nada por parte de él decido cerrar la puerta, ajusto la correa de mi bolso mientras suspiro.

Si que es duro de romper ese caparazón que creaste.

Sacudo mi cabeza para dejar de pensar tanto en él y su situación, el día de hoy es para pensar única y exclusivamente en Lyana. Busco el ascensor y desde allí me permito estar emocionando, tenía tiempo que no me sentía de esta forma, desde que vivo aquí no hago más que amargarme la vida.

Bajo del elevador y camino hacia la entrada, donde el carro que había rentado por hoy me esperaba, tenía todo muy bien planeado para hoy, iremos a almorzar, luego descansaremos en un parque cercano donde estoy seguro que le encantará descansar.

Hoy sería nuestro día y todo tiene que salir perfecto.

→──✦──←

-¿Dónde estás?

-Abajo, esperando. -Le digo con una sonrisa pegada a mi cara

Mi novia suelta una risita emocionada

-Estoy bajando.

Asiento con la cabeza, aunque no pueda verme.

Cuelga y espero en la recepción, había llegado temprano y es que el camino en sí no fue tan dificultoso, en dos horas y ya estaba en Alvas, había estacionado el carro algunas calles atrás, ya que Lyana prefiere caminar para despejarse.

Siento unas manos rodearme la cintura y al instante sonrío

-¿Me extrañaste?

Me volteo para verla

-Lo que se ve -Le digo, inclinándome a su rostro para susurrarle -. No se pregunta.

Me sonríe de vuelta y decide acortar distancias para besarme, es un lento pero extrañado tacto, cierro los ojos al instante y decido añorar este momento, su olor, su cercanía, trato de guardarlo todo y recordarlo siempre cuando me sienta mal, ya que, por esto hago todo lo que hago, por tenerla aquí, conmigo.

Inocentemente BrutalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora