14. E stá decidida, a joderme la vida.

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SEBAS POV

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SEBAS POV

—Ya hice mi parte—Admite Cloé con mala cara, empujándome hasta al frente—. Te traje a Sebastián hasta aquí, y no sabes lo difícil que fue

Mi vista se va hacia Valerian, que está sentado mirando a un punto fijo en la mesa. Já... debe estar muy molesto de verme.

Así es... Muestra tu verdadero ser.

—Gracias Cloé, estaré atenta al recomendarte en Milán

—¿En Milán? —Digo, saliendo del trance y miro a mi supuesta amiga—. ¿Me vendiste por una recomendación en Milán? Wow ¡Que amiga!

Chasquea los dedos al frente de mi cara.

—Oportunidades como esta son pocas, mi cielo —Me acaricia la mejilla, pero muevo mi cara hacia otra dirección, si, estoy molesto. —. Bien pues mi trabajo aquí está hecho, así que...

—¿No quieres quedarte? —Le dice Valerian para después mirar a su novia—. Digo, ya que estas aquí

—¿No te importaría? —Responde Cloe

Lo miro de reojo y es obvio como sonríe falsamente.

—Para nada. —Lo dice con una voz más aguda de lo normal mientras cierra los ojos al sonreír—. Iré a buscar algo de beber ¿Quieren algo en específico?

—Algo de fruta, estoy a dieta últimamente.

Cada uno elige algo, yo solo me abstengo con un poco de gaseosa.

Y cuando se va, decido sentarme al frente de Lyana, preguntándome si está bien estar aquí.

—Está molesto —Susurra Lyana

—Lo sé. —Respondo.

Espera ¿Qué? ¿Cómo que lo sé?

Me sacudo la cabeza.

—¿Siguen peleados? —Me detengo, para solo asentir con la cabeza—. No me agrada que estén así...

Resoplo.

—Cloé y tu no se soportan, y aquí están, tratando de coexistir en el mismo lugar— Abro bien los ojos cuando me doy cuenta qué acaba de salir de mi boca, la chica a mi lado y Lyana se revuelven incomodas en sus asientos

—Esto es diferente —Señala a Cloé con la cabeza—. Ella le gusta mi novio.

—Y no lo voy a negar—Mira hacia Valerian—. Esta jodidamente bueno.

Que asco.

—Sabes, allí está la puerta, puedes irte. —Lyana sonríe, aunque no creo que esté exactamente feliz

—Tu novio ardiente me invitó a quedarme —Sube ambos hombros—. ¿Qué se le puede hacer?

—Oigan —Llamo la atención—. Al menos yo tengo la decencia de no pelear en presencia de otros

Inocentemente BrutalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora