🌹 Los heraldos de la reina (parte 4) 🌹

80 6 0
                                    

Su misterioso salvador se presentó como Iván Zortze, uno de lo seis lideres de la resistencia de la rosa blanca, más concretamente el primer alfil. Dado que cuentan con infiltrados en toda la capital pudieron enterarse de que alguien lo atacó y pusieron a algunos de los suyos a esperar en las salidas de la ciudadela a que él llegara. Concretamente eran cada uno de los lideres esperando con una patrulla y una caravana en las seis entradas que tiene la fortaleza.

-¿Qué quieres de mi?

Iván se rio con mucha fuerza.

-Quiero salvarlo y llevarlo conmigo. Cuando esté recuperado nos pondremos a su servicio para derrocar a la reina roja.

Riddle abrió sus ojos hasta su limite. No creía que lo que escuchó fue real, se encontraba estupefacto.

La mano del hombre seguía extendida, tenía que desidir si aceptaba unirse a la resistencia y ser un enemigo público o probar suerte y regresar, lo cual era una muerte segura.

Tragó saliva y aceptó la ayuda del lider. Al toque de este con sus palmaa entrelazadas sintió como si sus dolores desaparecieran. También se sintió mucho menos pesado.

-¿Genial, no es así? Es mi magia única. No se mueva mucho ya que lo único que puedo hacer en tan poco tiempo es cerrar heridas superficiales, pero sigue igual de lastimado. Tendría que tomarlo de la mano doce horas seguidas para curarlo del todo, así que no se esfuerce de más.

Riddle tenía demasiada facilidad para enrojecer, así que su cara se pintó de rosa por la pena. Iván se volvió a reir.

-No le diga a los demás que dije esto alteza, pero es una suerte que haya llegado conmigo y no con cualquier otro, ya que los otros lideres no podrían ayudarlo con sus heridas tan rapido, ya que después de todo no nos sobra tiempo. Tenemos que llegar a la base lo más rapido posible.

El más pequeño se preocupó, no lo había pensado. Si los soldados lo buscaban, ¿como escaparía de los controles en cada provincia?

-No se preocupe, ya sabemos como llegar sin levantar sospechas.

El más pequeño arqueó una ceja. Se giró para observar a los otros rebeldes que sacaban cosas de una caja en la que estaban varias más, todas tapadas por una sabana blanca.

















El camino fue dificil para el pequeño chico. Aún si era lo suficientemente pequeño como para entrar en una caja eso no quitaba la forma en la que esta saltaba y chocaba con las demás. Algunas veces se daba de frente y en su nuca con los laterales de esta, y otra veces era lanzado hacía adelante haciendo que su craneo rebotara con el borde de esta, causando que se hiciera un bollo para cubrir la parte alta de su cabeza e hiciera el intento de mantener su cuello firme haciendose bolita.

Fue tormentoso y agotador, pero sintió como el carro finalmente se detenía y se pudo permitir descontraer sus adoloridos musculos.

Escuchó como sacaban cosas de encima suyo para sorprenderse cuando un estruendo surgió producto de que un rebelde hizo palanca para abrir su contenedor.

Lo ayudaron a sentarse. Aún estaba conmocionado por la intensidad del viaje y necesitó tiempo para acostumbrarse a la luz de la mañana.

Esta misma llegaba a su cara con una intensidad insospechada. Se sorprendió ya que las mañanas en el imperio eran doradas y de tonalidad muy calida, pocas fueron las veces que el sol del amanecer le lastimaba así la vista.

Historias Retorcidas (Oneshots Twisted Wonderland)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora