El miedo se apoderó del chico. La forma en la que esa versión suya se tensó al verlo lo hizo sentir un apretón en el pecho.
El rey alzó la voz y sus hombres se pusieron en guardia. Estaban rodeando a Jean.
-¡Atrapenlo!
Inmediatamente llegó al escenario su propio padre y se puso delante de él. Con su espada en mano se paró amenazante con ademán de protegerlo.
Se vio a los ojos con Draconia otra vez después de veinte años. Ninguno de los dos ocultó en lo más mínimo el odio que se guardaron desde entonces.
Los soldados vestidos de negro y los guardias de la ciudad se pusieron en posición para iniciar un enfrentamiento.
-¡Jean, huye!- gritó Flamm.
Jean no sabía que hacer. El miedo causó que comenzara a respirar acelerado, así como que algunas chispas cemenzaban a escaparse de su boca.
Cuando ambos grupos colisionaron entró en pánico y sintió cómo sus pupilas se agrandaron, así como todos sus rastros feéricos se pronunciaron. El bulto de su espalda acabó de liberarse, dejando ver un par de alas gigantescas que rompieron su traje para salir.
Las campanas de la iglesia y las que rodeaban la plaza comenzaron a sonar con tanta fuerza que parecían sucudidas por un huracán.
Sintió una vitalidad que no conoció nunca arrastrarse en su cuerpo.
Con esa nueva energía pegó un saltó para salir de la plataforma y comenzó a volar al ras de la gente. Era la primera vez en su vida que logró hacerlo.
-¡Un dragón!- gritaban quienes lo veían.
Tan asustado estaba que sus instintos tomaron tal control de él que a cada banderín o adorno que encontraba en su camino lo calcinaba. Su primer plan era llegar a la catedral y refugiarse ahí, pero los soldados feéricos ya habían rodeado la plaza. No tenía por donde correr.
Acabó perdiendo a un par de sus perseguidores cuando logró meterse en una callejuela poco ilumimada, pero sabía que no le iba a durar.
Faltaba poco para que otra patrulla que estaba cerca lo encontrara, y temió lo peor.
Algo tiró de su brazo y lo arrastró. Pudo sentir como alguien con una fuerza no humana lo levantó y lo hizo caer sobre una caja. Esmeralda se lo había llevado al final de la callejuela y puso un dedo sobre sus labios para que se callara. Hecho eso cerró el contenedor en el que lo había puesto y se alejó corriendo en otra dirección.
Jean esperó a que la conmoción de afuera parara para salir, y se habría quedado tranquilo si no fuera por que alguien abrió su caja.
Su parte instintiva estuvo a punto de quemarlo vivo cuando notó su uniforne negro como el de los escoltas de ese hombre, pero le tuvo tanto miedo a esos propios impulsos que se quedó sin reaccionar del miedo.
Quien lo estaba mirando era un hombre de más de treinta años, de pelo plateado y con ojos de un azul muy claro. No era un fae, era un humano.
Pocos segundos después, sin mediar palabra y con solo un cambio leve de expresión el extraño volvió a cerrar la caja y se fue corriendo.
-¡Sigan buscando!- escuchó.
Se sintió confundido. ¿No estaba ahí para apresarlo? ¿Por que lo ayudó?
Solo supo que lo mejor fue quedarse ahí hasta que todo se calmó, y cuando el sol acabó de caer salió agarrotado pero desesperado de su escondite para regresar en silencio a la iglesia.
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Historias Retorcidas (Oneshots Twisted Wonderland)
FanfictionCuentos y minihistorias sobre una vida normal y maravillosa en Night Raven College.