📿 El hijo del fuego infernal (parte 2) 📿

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¿Cúanto tiempo había pasado? Esa era la pregunta que se realizaba a sí mismo un hombre de mediana edad mientras intentaba abrochar un cinturón de cuero alrededor de su cintura, pese a que su ya considerable panza buscaba impedírselo.

Cuando logró escuchar el click de confirmación relajó sus musculos y volvió a respirar con normalidad. Se miró en el espejo de su cuarto y soltó un resoplido sonoro.

Fueron veinte años los que pasaron para el pobre administrador publico, que en sus años dorados fue un bufón saltarín imposible de agotar, pero que ahora era solo un adulto algo echado a perder que ya no daba la misma gracia.

Abofeteó sus propias mejillas y se obligó a mirarse a los ojos. ¡Nada de eso! Seguía siendo Clopan, el mejor de los animadores que tuvo la ciudad de las flores en toda su historia, y no iba a dejarse perder el titulo hasta que sus propias piernas fueran demasiado debiles como para saltar y bailar.

Ya no era joven, pero eso no significaba nada, y se lo iba a demostrar a si mismo y a todos dando la mejor función en toda su historia.

Salió de su casa a paso decidido. Iba a comenzar el día haciendo reir a carcajadas al primer grupo de personas que se le cruzaran.

No supo decir si fue suerte, destino o la más pura de las coincidencias, pero a penas cerró la puerta el primero de los tañidos de la campana de la salvación se hizo escuchar. De inmediato recordó que necesitaba comprar pan, y el pescado para la cena.

Pero incluso sabiendo eso, tenía una meta clara. Y la iba a cumplir a cualquier costo.

Siguió buscando entre las calles al primer grupo de más de dos personas que pudiera encontrar. Dobló una esquina.

Casi pega un alarido de alegría cuando a quienes encontró fueron cuatro niños jugando en una callejuela a las afueras de una confitería. No había nada más facil para Clopan (o eso era lo que él creía) que hacer reir y sorprenderse a niños pequeños.

Pensó en todo lo que podía hacer, y chasqueó los dedos cuando pensó en algo que le encantó.

-¡Eureka!- dijo para si mismo.

Salió corriendo a su casa. Necesitaba su traje, y su equipo.















Los niños aun se estaban entreteniendo como mejor les parecía con palos y listones que encontraron por ahí cuando comenzó a sonar una musica divertida, como de carnaval.

El pequeño grupo salió dubitativo de donde se encontraba tratando de ver desde donde llegaba la canción. Fue así como, una calle más arriba, se encontraron con una caravana muy parecida a los negocios de la zona, pero con ruedas y dos palos a los lados como si se pudiera mover. En uno de los frentes tenía laforma de pequeño teatro.

Los pequeños se acercaron un poco por curiosidad. Los colores de ese transportín eran muy vivos, y la musica festiva que escucharon metros atrás se acresentaba a medida que acortaban distancia entre ellos y la colorida carpa.

De pronto, y para el desconcierto de los pequeños, las cortinas se desplegaron dejando salir del interior del vehiculo una nube de humo morado que cubrió la zona un instante.

De dentro, un titere como de bufón se dejó ver y saludó a los niños.

-¡Hola pequeños! ¿Están listos para la función?

Historias Retorcidas (Oneshots Twisted Wonderland)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora