Esmeralda partió rumbo a la catedral. No era normal en ella estar tan asustada, o más bien tan ansiosa y atemorizada, pero decidió dejar el pensamiento para después, para cuando esté en un lugar más tranquilo.
Eso era algo que esperó desde hace mucho, mucho tiempo. La que tenía entre sus manos era la oportunidad que su gente necesitaba para volver a donde fueron felices. Ya no iban a ser marginados sin tierra vagando por donde les fuera posible, si no ciudadanos de pleno derecho.
Pero el precio para conseguirlo era entregar a un inocente a un hombre que sin duda daba miedo.
A Esmeralda nunca le importó demasiado la moralidad de sus actos. Si era necesario robar, estafar, embaucar o asaltar así lo haría. No era alguien con un corazón blando que creyera que se había hecho amiga de alguien a quien vio una sola vez, pero eso sería por mucho la peor cosa que hizo en mucho tiempo.
¿Si era su hijo, por que le pidió que lo sacara del lugar en el que se estaba escondiendo? No tenía ningún sentido.
Era dificil para ella no estar tan asustada. Esta era la oportunidad que su gente había esperado desda hace muchisimo tiempo, y así de facil como se la dieron así de facil se la podían quitar.
Podía pensar en muchas razones por las que la existencia de un hijo bastardo podría afectar a un rey, y no era descabellado que le mienta diciendole que lo amaba y que lo quería ver para luego arrancarle la cabeza cuando lo tuviera en frente.
Aun se seguía preguntando por que se cuestionaba eso. No era algo que debía importarle el para que lo quería, pero era dificil no tener dudas, no cuando las grandes puntas de la catedral y la vista de dios estaba sobre ella.
Cuando cruzó el umbral de la entrada notó como la luz que antes era timida de las velas y los candelabros ahora llenaba todo, y como el calor que antes era a penas una caricia se volvió acogedor. Hasta los canticos y rezos de la gente se dejaron escuchar mejor a penas salió de las inmediaciones del templo para ingresar en él.
Se quitó la capucha, temerosa. Por un instante tuvo miedo de que los presentes no la aceptaran en ese lugar por lo que era, pero se tranquilizó cuando nadie le prestó mucha atención.
Pudo ver a la gente arrodillada y con la cara metida entre sus manos. Algunos hasta lloraban. Supuso que quienes se quedaban hasta tan tarde a suplicar perdón o alguna gracia eran quienes más lo necesitaban.
La escena causaba un contraste con la chica, la cual nunca fue de agachar la cabeza, mucho menos albergar fe en su corazón, por lo que se mantenía erguida. Se aferraba a uno de los muchos arcos cerca del altar, sin atreverse a ir más lejos.
Ella se quedó ahí, observando las estatuas y decorados góticos de la catedral, mientras dudaba muy seriamente si ir un poco más cerca.
La criaron sin un Dios o santos, pero reconoció algunas de las figuras sagradas que observaban el templo. Habían angeles, una cruz gigante y una luz plateada que caía sobre el altar para representar a Dios padre. Un poco más a la izquierda, algo más alejada del centro de atención, encontró a la virgen María y al niño que cargaba en brazos.
Seguía sin saber que hacer, pero tomó valor y se salió de su soporte. Caminó por el sendero algo más oscuro que bordeaba los asientos principales y quedó delante de la estatua, la cual había sido hecha para representar a una mujer con facciones amables pero serias, como la de una madre escuchando a sus hijos.
Esmeralda la vio. Era distinta. Era mujer. Fue humana como ella y lo más lejana posible al poder o el oro.
Esmeralda sintió que, de una forma que no podía explicar, esos ojos de piedra la estaban viendo.
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Historias Retorcidas (Oneshots Twisted Wonderland)
FanfictionCuentos y minihistorias sobre una vida normal y maravillosa en Night Raven College.