Tardó un poco pero logró hacerse un lugar entre toda la gente para tener una buena vista del escenario. Aun no había tenido oportunidad de ver al rey ya que sus soldados lo rodeaban incansablemente desde todos los angulos.
Su sombrero era capáz por si mismo de ocultar sus cuernos, y la solapa de esta ocultaba su rostro a la perfección de cuaquiera que intentara verlo desde lo alto, pero eso no era suficiente para que el dragón dejara de negarse a levantar mucho su cabeza. Temía que el más mínimo segundo en el que Rollo sospechara desde su palco que él estaba ahí significara su perdición. Ni siquiera debería estar ahí en primer lugar. Dio por hecho que al volver a casa las gárgolas le darían un buen sermón.
Sintió como la gran cantidad de monedas en la bolsa negra que guardó en el interior de su capa tintineaban. Recordó a esa extraña mujer que lo ayudó en el mercado y un tinte rojo delator decoró sus pómulos.
"Bien, al menos tengo con que comprar sus croasants. Así al menos no se enojarán conmigo". Intentaba pensar en la reacción de sus amigos al llevarles comida deliciosa, pero la sonrisa de esmeralda se lo impidió hasta que tuvo que distraerse con otra cosa.
Mientras Jean intentaba como mejor le era posible mantener sus nuevos sentimientos a raya, no notó como un pequeño bulto en su espalda comenzó a crecer, amenazando con seguir estirandose.
Mientras tanto Flamm también hacía su mejor esfuerzo por prestar atención, pero por razones totalmente distintas.
Lo que le estaba costando no hacer visible su desprecio por ese festival no tenía nombre. Solo una vez en su vida disfrutó de verdad esa fiesta, sobre todo el acto de apertura, pero ahora ese recuerdo se convirtió en un regusto amargo en el fondo de su garganta. Se lamentaba por tener que estar ahí plantado y azotado por el sol antes que divirtiendose con su hijo. Pero para mala suerte de los dos debió nacer en ese día, y como primer juez de la región Rollo no tenía más opciones que acudir a los eventos oficiales para poner orden hasta que pudiera irse.
Entre lo que intentaba hacer para distraerse estaba mirar a la gente a su alrededor. Era la única época del año en la que todo el mundo se vestía rarísimo, así que al menos se podía entretener viendo los disfraces tan indiscretos de los visitantes.
Qué si una mujer con un vestido abultado y florentino color flamenco hasta un señor con una barba tan larga como falsa y un monuculo tan grande como una mano. Así iba su ojo de un tocado que le llamaba la atención a otro hasta que vislumbró a alguien que lo hizo sorprenderse.
"Ese es el sombrero más alto que vi en mi vida".
Un chico o chica muy alto todo vestido de purpura y que llevaba una galera gigante sobresalía de entre la gente. Rollo se preguntó seriamente que clase de tecnología usaba ese disfraz para que esa cosa se mantuviera en su cabeza.
Una idea espontánea pero explosiva cruzó su cabeza. No, era imposible que lo haya desobedecido así. No hoy, de entre todos los días.
Algunas cosas no cambian, y por eso sus dos segundos más confiables, Marco y Lorentz, fueron quienes respondieron a su llamado cuando los pidió.
-¿Sucede algo, señor?- preguntó Lorentz, confundido por el repentino interés de su superior.
-¿Alguno de ustedes vio a Jean en lo que va de la tarde?
Marco se rascó su nuca.
-No, pero se supone que está en el campanario, ¿no es así?
Rollo mordisqueó el interior de su mejilla. Era lo más seguro. En todos estos años no quiso dudar de la confianza que su propio hijo le tenía, pero si era así, ¿por qué sentía una bola de nervios en el estomago?
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Historias Retorcidas (Oneshots Twisted Wonderland)
FanfictionCuentos y minihistorias sobre una vida normal y maravillosa en Night Raven College.