📿 El hijo del fuego infernal (parte 8) 📿

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Aun que el joven fae notaba que su fuerza estuvo mermando por un tiempo, al ministro no parecía preocuparle.

A lo largo de tres días completos junto a dos noches fue yendo junto a los soldados de Pyroxeno de punto a punto de la ciudad y sus al rededores atacando y tomando prisioneros. No fueron pocas las veces en las que alguno de los sacerdotes recriminó su crueldad contra los simples soldados rasos que solo seguían ordenes, pero el juez fue tajante:

-No me temblará la mano para castigar al demonio y a cualquiera que lo intente defender.

En el medio de ese conflicto, se encontraba jean. Otra vez como tantas, en el atardecer del tercer día, estaba siguiendo al ministro y a los hombres en el frente cuando la comitiva paró.

-Este debería ser el último lugar, su excelencia.

El coronel que acompañó al juez y al regimiento desde que llegaron a la ciudad dio el aviso que Flamm esperaba.

Siguieron avanzando hasta que quedaron de pie frente a un viejo molino, de esos que tenían historias desde la primera generación de Pyroxenitas que llegó a esas tierras.

Rollo se adelantó. Hizo sonar la campana de su varita magica y su piedra reaccionó brillando.

Flamm esbozó una sonrisa tensa.

-Sabemos que están ahí. Salgan por voluntad propia y les aseguro que serán bien tratados.

Aun que todo el mundo escuchó la orden, quienes aparentemente se encontraban escondidos no tenían intensión de salir.

Flamm asintió y volvió hasta el frente. Se puso a un lado de Jean.

Acercó su boca a su oido y le susurró.

-Quemalo.

El chico se tensó. Miró a su padre. Quería buscar alguna sonrisa, alguna expresión o gesto que le hiciera saber que no hablaba enserio.

Pero no encontró otra cosa que una fria expresión impersonal.

¿Cuanto tiempo llevaba su propio padre viendolo así? Llegó a pensar que esa era la forma de dirigirse a un arma. Un instrumento de guerra nada más, no una persona.

Pero lo peor para Jean no era solo eso, si no otra pregunta aun peor.

¿Cuando fue la ultima vez que ese hombre lo vio como su hijo?

Desde que apareció Malleus, aun que lo quiso negar llevaba esa semana entera dirigirendose a él de esa manera.

Sintió frio, y sus ojos temblaron.

-Papá... yo no quiero...

-Hazlo.

Una orden gelida. Impersonal.

El chico no pudo contenerlo más. Rompió en llanto. Quería con todas sus fuerzas volver a ver al hombre que lo consolaba cuando se sentía triste. Quien lo miraba con amor.

Pero se topó con una cruel y a penas notable expresión de desagrado.

-Entonces apartate.

Intentó detenerlo, tanto él como el comandante, pero estaba resuelto a completar su tarea.

Encendió un palo grueso con un paño blanco aceitoso atado a la punta de uno de sus compartimentos de carga. Frente a la mirada atonita de los soldados y la pequeña cantidad de gente que se había congregado, Rollo ignoró las exclamaciones de horror que lo rodearon y lanzó la antorcha hasta una de las astas viejas de madera del molino, la cual ardió de inmediato.

No pasó mucho tiempo para que todo el edificio se comenzara a quemar.

-¡No!- gritó Jean.

Eso no estaba pasando. Quería creer que eso no era real.

Historias Retorcidas (Oneshots Twisted Wonderland)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora