Las piernas le temblaron hasta el punto en el que se cayó. Retrocedió como pudo hasta que su espalda quedó totalmente pegada a una de las esquinas del cuarto. Malleus se volvió a reír.
-Solo mira como te escondes. Mi niño, quien sabe las cosas que te dijeron de mi. Descuida, cuando estemos de vuelta en el valle me aseguraré de que quiten todas esas ideas crueles que te están impidiendo ser feliz. Ya verás que en el castillo de tu familia olvidarás todo lo que tuviste que vivir en este lugar.
Jean observaba con horror como cada vez lo tenía más cerca.
-Ven, no me tengas miedo. Tu no tienes por que.
El muchacho buscó con desesperación algo que pudiera usar para defenderse. Este era el momento en el que, en los libros, el heroe encuentra una armadura y le quita su espada para pelear.
Era una iglesia, así que no había tal cosa como una armadura antigua, pero una imagen desgastada de San Pablo con su espada fue todo lo que necesitó.
Derrapó con toda la agilidad que le fue posible y le arrancó el arma al santo. Aunque la piedra de la que estaba hecho se encontraba desgastada, siguió siendo sorpresivamente fácil tomarla de entre sus manos de piedra y empuñarla contra el enemigo, el cual se había quedado con una cara extraña y boba de confusión mientras lo veía tomar el arma y apuntarla contra él, con ambas manos temblorosas.
Malleus se volvio a reir por lo bajo.
-Oh, mirate. Eres tan adorable. Me gusta ese espíritu, pero cuando lleguemos me aseguraré de poner a mis segundos de mayor confianza para que te enseñen a usar eso. Pareces un cervatillo asustado en lugar de un caballero.
Jean, mientras todo esto pasaba, intentaba mantener la distancia con el más alto mientras buscaba con la mirada hacía donde podía correr.
Había quedado casi en frente a la cama, y aun que decía cosas que a primera vista sonarían amorosas, la daga en su mano temblaba y su palma cerrada sobre esta soltaba humo. Ni siquiera le importaba estar tocando algo tan peligroso de lo fuera de si que estaba en ese momento. Jean no quería que ese loco de le acercara un solo paso más.
Antes de llegar a la cama, pensó que plan podía formar. Tenía que poder pensar en algo.
Fue entonces cuando recordó algo que le enseñó Marco, quien había jugado mucho con él de pequeño y que fue un gran jugador de Magifth en su generación.
Su habilidad para hacer una finta no era tanta como creía de niño, pero tampoco tenía de otra.
Aunque estaba aterrorizado, y cada nervio de su cuerpo le gritaba que corra, bajó el arma y caminó decidido hacía el otro dragón, el cual parpadeó un instante, pero sonrió.
-Bien hecho. Ahora, dejame ayudarte. Bajemos jun...
Malleus quiso decirle que se fueran juntos, y así de paso le enseñaría un par de trucos para volar, pero cuando bajó la guardia el más joven le dio un golpe de canto con el filo de su espada a su mano con el puñal y lo hizo perder el equilibrio. Ganó unos segundos que usó para correr fuera de la habitación hasta el bordillo del campanario.
Malleus se irritó por el dolor del golpe. Su expresión se volvió sombría.
-Bien. Tendré que hacer que respetes a tu padre.
No tardó nada en salir a buscarlo. Lo que había en ese espacio exterior y reducido era un pequeñísimo pasillo con un barandal de madera que tenía gargolas empotradas en el exterior. Si no tuviera prisa se acercaría a comprobar si eran gargolas de verdad o solo grotescas, pero como no era caso las obvió.
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Historias Retorcidas (Oneshots Twisted Wonderland)
FanfictionCuentos y minihistorias sobre una vida normal y maravillosa en Night Raven College.