Un día malo... no tan malo, para Severus

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CAPÍTULO 18

UN DIA MALO... NO TAN MALO, PARA SEVERUS


Durante las clases, Ron intentó de nuevo convencer a su amigo de ayudarlos, tal vez con un poco de tiempo conseguiría que los resultados fueran diferentes, pero Harry no cambiaba de postura, lo único a lo que accedió fue a estar presente en el momento crucial para los chicos y apoyarlos, no podía hacer nada más. Al llegar el final de las clases, Ron jamás se había visto tan nervioso y caminaba junto a Harry rumbo a las habitaciones del profesor de pociones.

— Aún estás a tiempo de recapacitar. —suplicó antes de que Harry tocara a la puerta—. Snape me va a matar y tendrás mi muerte sobre tu conciencia, amigo.


— Él no te hará nada. —aseguró sonriéndole, procurando tranquilizar al manojo de nervios en que se había convertido el pelirrojo—. Snape no es como pensábamos, Ron, y aunque puede ser un tanto difícil hablar con él, terminará comprendiéndolos.

— Eso espero, pero por si las dudas, le dices a mi madre que la quise mucho y que estuvo a punto de tener al yerno que siempre quiso, a papá que morí como un héroe, en plena batalla defendiendo a mi amor, y a mis hermanos... no, a esos no les digas nada, ya tendrán suficiente burlándose de mí por haber muerto enamorado del murcielaguito.

Harry sonrió ante la negatividad de su amigo, y decidió que lo mejor era darse prisa, el color de Ron estaba cambiando a un verde que francamente lo hacía parecer tener tres días de haber muerto.

— ¿Y eso? —preguntó Snape señalando despectivamente a Ron en cuanto los vio entrar a su recibidor—. Me parece que no necesitaba guardaespaldas, Potter.


— Más bien, creo que yo soy el guardaespaldas de Ron.

Severus no entendió de momento lo que Harry quería decirle, pero justo en ese momento, Adam salió a reunirse con ellos, y para sorpresa de todos, caminó valientemente hacia Ron para sujetarlo de la mano.

— Anoche te mentí, Padre... mi novio es Ron, no Harry.


— ¡¿Qué?! —cuestionó luego de dos segundos que se permitió de sorpresa—. ¡Weasley y tú... pero esto es mi peor pesadilla!

Ron tuvo que morderse la lengua para no responder que ni en las peores suyas se imaginó tener a Snape de suegro, en ese momento nadie lo podría tomar con amabilidad. Suavemente, Harry tomó a Snape de la mano para hacer que se sentara en uno de los sofás, pensando que había una larga charla por delante. Por su parte, Adam hizo lo mismo con Ron, sin dejar de notar que el profesor hubiera podido asesinar con aquella mirada que enviaba al pelirrojo.

— Pues sí. —empezó Ron con evidente nerviosismo—. Su hijo y yo llevamos un tiempo saliendo juntos y... pensamos que usted debería saberlo... profesor. Yo quiero a Adam y, pues...


— ¿Porqué? —aseveró Snape con rabia—. ¿Porqué ha de suponer que le creo, Weasley?... para usted siempre he sido objeto de burlas e infamias, no confío en usted y no confío en que sea lo mejor para Adam.


— Yo...


— Profesor... —intervino Harry acercándose un poco más a Severus—... confíe en mí, no tendrá mejor oportunidad para desquitarse que usar su posición de padre de Adam, ahora tiene a Ron en sus manos.

Severus miró a Harry de reojo y sonrió en complicidad, casi feliz de haber visto el panorama desde esa perspectiva. Continuaba sin agradarle en absoluto ver a su hijo con Ronald Weasley, pero no pudo decir que no, así que simplemente hizo una tenue inclinación de cabeza otorgando su consentimiento.

La familia que siempre quiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora