Un aviso

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CAPÍTULO 10

UN AVISO


A la mañana siguiente, Harry miró tristemente hacia la mesa de los profesores mientras intentaba desayunar. Snape no estaba ahí pero recordaba las palabras de su profesor con bastante claridad sobre todo refiriéndose a la mayor razón de su odio por él y le parecía realmente infranqueable, él nunca le perdonaría ser tan poderoso cuando su hijo era tan frágil.

Quería verlo, a pesar de todo quería verlo, pero Snape seguía sin aparecer, seguramente aún no regresaba de llevar a su hijo a su casa... y ese pensamiento le trajo un nuevo dolor, evitaba siempre recordarlo pero cada vez le era más difícil, Severus Snape era un hombre casado, tenía una familia y además no era gay, así que aunado al odio feroz que le tenía, ya debía de haberse resignado a que ese amor que sentía no tenía razón de ser, ya debería estar empezando a luchar por olvidarlo, pero no podía, no quería hacerlo... lo amaba tanto.

— ¿Te enteraste de lo de Malfoy? —le preguntó Ron a su lado, despertándolo de su ensimismamiento—. Han dicho que lo han encontrado en el pasillo de las armaduras, totalmente desnudo y colgado del techo, parece que nadie ha podido bajarlo y además, él no despierta, está como en un trance o algo así.


— Me da igual. —respondió encogiéndose de hombros mientras veía como la voz corría por todo el comedor y alumnos y profesores salían a ver lo sucedido con Draco.


— ¿Cómo que te da igual? —cuestionó Ron—. ¿Te sientes bien?... otro día hubieras sido el primero en salir a ver. Anda, vamos, si es como lo describen quiero tener una imagen en mi cerebro.

Harry exhaló todo el aire de sus pulmones y se puso de pie para acompañar a su amigo, no quería ver a Draco Malfoy, pero debía disimular para no levantar sospechas. Al llegar al mencionado corredor, vio una pequeña multitud que se aglomeraba bajo el sitio donde colgaba Draco sujeto por las muñecas, la mayoría lo miraba con asco y otros, como la profesora de transformaciones y el profesor Flitwick, intentaban ocultar sus náuseas para ayudar al chico, pero les era aún imposible. Draco continuaba colgando del techo, con un hechizo de Furnunculos diseminados por su cuerpo pero concentrándose sobre todo en sus genitales, los cuales supuraban notablemente, y un letrero pegado a su tórax con la leyenda "Escoria"

— Por Merlín. —murmuró Ron admirado—. Esto es genial, deberían levantarle un monumento a quien hizo esto, debe haber sido alguien que realmente lo odia... ¿fuiste tú, Harry?


— No. —respondió casi con indiferencia—. Pero ojalá y de esta forma los demás aprendan la clase de basura que es Malfoy.


— Por lo menos yo creo que muchos la pensarán para relacionarse con él... ¡que asco!



Eso era lo que más ansiaba Harry, que no hubiera otro chico o chica que seducidos por la belleza de un Malfoy, terminara viviendo la misma desgracia que Adam. Ya iba a retirarse, fastidiado de aquella situación cuando a lo lejos vio al profesor Snape acercarse al tumulto. Por un momento el hombre observó a su ex alumno favorito y enseguida se giró a mirar a Harry. Éste sintió un vuelco en el corazón con sólo sentir esa negra mirada sobre él, pero fue sólo un segundo, enseguida Snape se dirigió hacia los profesores que ahí se encontraban intentando liberar a Draco.

— Me alegra verte, Severus. —le saludó Minerva—. Tal vez podrías ayudarnos a descubrir el culpable para rescatar a tu alumno.


— Creí que ustedes eran los expertos en encantamientos... yo sólo sé pociones, así que cuando bajen a Malfoy me avisan, pero asegúrense de haberlo limpiado ya, tengo alfombras nuevas en mi despacho.

La familia que siempre quiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora