capítulo 34.

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Jiang cheng sintió sus ojos picar ante las lágrimas que nublaba su vista

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Jiang cheng sintió sus ojos picar ante las lágrimas que nublaba su vista.
Mo XuanYu no sabía como reaccionar, pero la voz del geberal Nie detrás de ellos los devolvió a la realidad.

— ¡Disparen las flechas!

La orden del general fue clara, varias flechas fueron tiradas hacia los enemigos restantes, logrando caer una en el brazo y pecho de Li Yang, quien para mala suerte de todos logró escapar.

La emperatriz se incorporó logrando sujetar el cuerpo adolorido de su madre y el casi inconsciente de su esposo, no sabía en que momento Yu ZiYuan llegó a su lado y al de Xichen pero ahí estaban, el emperador siendo el que más herido estaba al haber sido el principal en recibir el impacto.

— Madre... ¡Wei WuXian! —Llamó movimiento sus manos con nerviosismo sobre el rostro del Lan

—Lan Huan... A-Huan...

El Wei inmediatamente se acercó y tomó a la mujer con ayuda de Mo XuanYu, retirando la punta de la fecha del pecho de la reina sin lastimar al emperador.

— Ambos deben ser llevados al palacio, su majestad está muy mal herido.

Jiang cheng no sabía como responder, simplemente se aferraba al cuerpo de su marido llamándolo suavemente por su nombre.

—Majestad, debemos apresurarnos.

—Jiang Cheng... Tenemos que llevar al cuñado con Wen Qing. Tus hijos te necesitan, todos te necesitan.

—A-Xian..

WanYin miró hacia WuXian y limpió sus lágrimas rápidamente.

—Lleven a ambos hacia Gusu, ninguno puede morir, de lo contrario yo mismo los matare por haber dejado morir a su emperador —limpió las lágrimas que cubrían su rostro. —Pidan información sobre la gravedad de la situación, vayan a Lanling y Qishan, informen a los reyes y si es posible brinden su ayuda. Ahora.

—Ya escucharon la orden de su majestad.

Todos se movieron rápidamente llevando al emperador y a la dama hacia uno de los carruajes, donde una vez listos, partieron hacia Gusu.

—Jiang WanYin, no puedes pedir que nuestros soldados se retiren —reclamó Nie Mingjue con seriedad —Son lo único que nos queda, la mayoría a muerto.

La emperatriz dirigió su vista hacia el hombre mirándolo con molestia.

—Dije, ahora —giró su vista hacia XuanYu  —General Mo, es la última tarea que le pido, asegúrate de que Xichen y mi madre lleguen a tiempo con Wen Qing, envía cartas hacia los reinos vecinos e informa de la situación.

— Si, su majestad.

— General Nie, si no piensa ayudar, vaya con su esposa pero no entorpezca el trabajo de los demás.

Emperatriz Lan [Xicheng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora