𝟏𝟓. The War Zone.

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Ya llevábamos un tiempo en la carretera, Nancy se había sentado en el asiento del copiloto y parecía estar teniendo una conversación con mi hermano. Yo me encontraba al lado de Max, ella miraba por la ventana trasera de la caravana, los demás se encontraban sentados en las butacas, algunos estaban durmiendo, yo también comenzaba a tener sueño, pero no quería cerrar los ojos, no ahora. Lucas se sentó a nuestro lado, y Max se sacó los audífonos.

—Oíd —comenzó a decir—, lo he estado pensando, dos de las víctimas tenían sesiones con la señorita Kelly, ¿no?

—Sí.

—Vale, entonces, es muy probable que Vecna haya maldecido a otro alumno suyo, volveremos a su despacho, buscaremos en los informes migrañas, hemorragias nasales, pesadillas. Identificaremos quién podrá ser. Iremos a su casa...

—Para —lo interrumpió Max—. No tenemos tiempo, ¿vale?, aunque lo tuviéramos, aunque tu plan funcionara, pondríamos en peligro a un desconocido, alguien que no sabe a qué se enfrenta, yo sí que lo sé —cogió aire—. Usa mis recuerdos en mi contra, pero... Solo los malos, hizo lo mismo con Chrissy y Fred, ¿no?

—Sí.

—Solo ve la oscuridad que tenemos dentro, así que tengo que correr en la dirección contraria, correr hacia la luz, a lo mejor ahí no me encuentra.

—¿Y cómo piensas hacer eso? —le preguntó.

—No estoy segura, pero es mi mente, no la suya, ¿no? Yo debería controlar dónde estoy. Solo tengo que... apartarlo de mí. Encontrar un recuerdo feliz y esconderme ahí, esconderme en la luz.

—¿Tienes algún recuerdo en mente? —la pelirroja asintió.

—Sí —contestó mientras sonreía—. Un momento en el que fui... muy feliz.

—¿Yo... estaba presente?

Mayfield miró por la ventana mientras sonreía ampliamente.

—Qué creído te lo tienes —contestó.

Los dos se rieron. Vale, he vuelto a mi posición de aguantavelas. Me levanté de donde estaba y fui a sentarme al lado de Eddie, él estaba despierto, supongo que como era el único que se sabía el camino tenía que controlar si mi hermano iba bien por aquí. Decidí dormir un poco, Max estaba con Lucas, y si le pasaba algo a ella, él sabía cómo arreglarlo. Estaba a punto de dormirme cuando Eddie habló, pensé que ya habíamos llegado, pero al abrir los ojos me di cuenta de que me hablaba a mí.

—¿Estás bien? —me preguntó.

—Sí, sí, ¿por qué preguntas?

—Tu nariz —se señaló a él mismo la parte entre la narina y la parte superior de su labio.

Instintivamente, me toqué donde Eddie me estaba indicando, al separar mi dedo, pude ver que lo tenía manchado de sangre, me estaba sangrando la nariz, de mi bolsillo saqué un pañuelo y la limpié. Después de aquello me dormí. Una hora después me desperté, ya habíamos llegado al lugar para comprar las armas. Entramos todos a la tienda menos Lucas, Dustin y Eddie, por obvias razones, los del pueblo se pensaban que eran de un club satánico y que Munson había matado a alguien, si les vieran en una tienda así les matarían a tiros sin pensarlo siquiera. Al entrar, pude observar bien el sitio, había unos carteles gigantes, con letras enormes que te indicaban donde estaban situadas cada arma, además, estaba lleno de gente. Cada uno se separó en busca de algo que nos sirviera para combatir en el mundo del revés, yo me fui con Max, solo por si acaso. Metimos varios cuchillos en la cesta azul y seguimos mirando. Tiempo después, ya teníamos la cesta llena de armas. Vi a Erica parada en medio de uno de los pasillos, poco a poco me acerqué a ella, pero paré en seco cuando a lo lejos divisé el color verde de una chaqueta bastante conocida, eran los del club de baloncesto, estaban aquí.

—Max —susurré—, hay que irnos.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué pasa?

—Mira en frente —le hice un movimiento con la cabeza.

Las dos dimos unos pasos hacia atrás, mi hermano y Robin nos vieron y fuimos detrás de ellos, poco después se nos unieron Erica y Nancy. Los seis salimos de allí corriendo hasta la caravana, Robin les explicó lo que pasaba y Steve arrancó, saliendo de nuestro escondite en la parte trasera de la tienda. Mientras nos alejábamos, pude ver a Jason y al resto del equipo meter algunas bolsas en el maletero de su coche, por suerte, ellos a mí no me vieron. Regresamos a la carretera, pero esta vez no fuimos a ninguna casa, terminamos en un descampado para modificar y mejorar lo que habíamos comprado. Lucas y Erica montaban unas lanzas. Por el otro lado, Dustin y Eddie le estaban metiendo clavos a unas tapas de basura de metal, Robin y mi hermano estaban llenando unas botellas de gasolina, y Nancy cortaba con una sierra la parte larga de la escopeta mientras Max miraba y aguantaba el arma para que no se moviera. Y yo me encontraba separando la ropa que se pondría cada uno, dependiendo de lo que harían tendrían que llevar más protección o no, en esa misma bolsa encontré una navaja, me la guardé en el bolsillo, quien sabe cuando la voy a necesitar, aunque si mi hermano me viera con esto me la arrebataría y me contaría cien maneras de morir por culpa del cuchillo, cosa que no entendía, ¿por qué me regañaría si él está llenando botellas con gasolina? Además de que él ya ha usado un arma antes, y tendría que recordarle que fui a un campamento, en donde me enseñaron a usar el arco, entre otras cosas. Terminé con la ropa y me senté, yo era la única que estaba dentro de la caravana. Me comenzó a doler la cabeza, me daban pinchazos, muy seguidamente, traté de ignorarlo, ya que probablemente sería por la falta de sueño, al igual que las veces anteriores. Entró Dustin acompañado de Eddie y poco tiempo después los demás, Steve se puso al volante y nos dirigimos a la casa de Victor para acabar con Vecna.

𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 𝐓𝐡𝐢𝐧𝐠𝐬 [𝘖𝘭𝘪𝘷𝘦 𝘏𝘢𝘳𝘳𝘪𝘯𝘨𝘵𝘰𝘯]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora