𝟏𝟐. Brecha en el espacio-tiempo.

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Estábamos los cuatro sentados en el sofá de la casa de los Wheeler, enfrente, pude ver a los padres de Lucas, de Nancy y a la madre de Dustin, todos tenían una cara de preocupación.

—¿Y qué estabais haciendo en el lago? —nos preguntó el jefe Powell.

Los cuatro nos miramos entre sí, buscando una excusa que decir, como si mirándonos pudiéramos leernos la mente.

—Es compli... —comenzó a decir Dustin.

—Dar un paseo —le interrumpió Max.

—¿Un paseo? ¿A las nueve?

—Hasta el lago —contestó el de rizos—. Para... darnos un chapuzón, un chapuzón nocturno.

—Dusty —habló su madre—, ahí acaban de matar a alguien.

—Ya, no nos dimos cuenta hasta que llegamos.

—Por eso no nos metimos —explicó Lucas.

—¿Y Nancy estaba con vosotros? —preguntó la señora Wheeler.

—No.

—Sí.

Dijeron Max y Dustin a la vez.

—No estamos seguros —Lucas intentó arreglarlo.

—Ella estaba allí, pero luego se marchó —explicó Henderson—. Es un poco lioso.

—Entonces llegaron ustedes.

—Sí, y ellos me retaron a gritar aquello —dijo Max.

—Ah, sí.

—Lo del asesino —comentaron Lucas y Dustin al unísono.

—Suerte que no os dispararan —declaró el padre de Nancy.

—¿Habéis tenido contacto con Eddie? —preguntó el jefe.

—¿Ese... psicópata asesino? —contestó Dustin—. No por Dios.

—No, en absoluto.

—No sabemos nada de él.

—Nada de nada —dije.

—Apenas lo conocemos.

—Y una mierda —saltó Erica

—¡Erica! —exclamaron sus padres.

—Os están mintiendo, una trola como una casa.

—Erica —repitieron.

—Es la verdad.

—¿Estás mintiendo a los agentes, Dusty?

—No —chillo.

—Mentir a la policía es delito, hijo —dijo el padre de Lucas.

—Yo no miento.

—Una trola como una catedral.

—Amenácenlos con el calabozo, a ver si así cantan —sugirió Ted.

—Anda...

—¿Quieres encerrarlos? —preguntó algo enfadada la señora Sinclair.

Se ve que el comentario de Ted hizo que todos se molestasen, puesto que todos los adultos empezaron a discutir, al minuto Dustin y Lucas se unieron también, no entendía nada de lo que estaban diciendo. El jefe Powell pidió silencio, aunque nadie le escuchó, debido a eso, se levantó de la silla en la que estaba sentado y gritó a todo pulmón que se callaran, ocasionando así un silencio absoluto.

—Probaremos con algo más civilizado —comenzó a decir—. Uno a uno, tú primero —señaló a Max.

—¿Qué? ¿Por qué yo? —preguntó.

𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫 𝐓𝐡𝐢𝐧𝐠𝐬 [𝘖𝘭𝘪𝘷𝘦 𝘏𝘢𝘳𝘳𝘪𝘯𝘨𝘵𝘰𝘯]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora