Zeliel
- Y como ustedes saben la semana recreativa se aproxima y este año nuestro destino será en Miami Beach. - se escuchan los cuchicheos a mi alrededor, claro, se me había olvidado que siempre hacían ese viaje para elevar en alto el prestigio de la institución, yo nunca iba y esta vez no sería la excepción. Nunca me apetecía ir, Celine siempre era la que intentaba convencerme pero nunca lo lograba. La castaña a mi lado mantiene sus ojos fijos en algún punto vacío de la cafetería mientras la directora habla de permisos y ese tipo de cosas.
El viaje estaba incluido en la mensualidad así que no importaba mucho si ibas o no, de cualquier manera ellos seguirían teniendo el dinero para actividades de esa índole.
Ann se veía atenta a lo que hablaba y yo me limito a observarla, mis ojos pasan a la persona que está sentada a la par de ella, ese tal Gustavo también la está viendo. Sus ojos se encuentran con los míos y elevo un poco la cabeza. Me da una mirada de disgusto, me alegra saber que no nos soportamos, el sentimiento es recíproco.
Me sonríe malicioso y se acerca a Ann, le toma la mano y ella la quita asustada. Yo ensancho mi sonrisa a más no poder.
- ¿Irás? - lo voltea a ver con el ceño fruncido.
- Solo si Rob va. - susurra.
- Entonces asumo que es un sí. Me encantaría ser tu compañero en el autobús. - echo un suspiro, me cae mal por intenso, a kilómetros se le nota que le gusta Ann, ella le sonríe tímida. Iba a tomar papel en la conversación cuando de repente Alenea se me planta enfrente con una sonrisa, ay no, esa sonrisa.
- Hola Zeliel. - siento que saborea mi nombre.
- ¿Qué quieres? - pregunto sin más, no tenía ni un ápice de interés en hablar con ella. Toma aire.
- ¿Irás al viaje? - entonces por el rabillo del ojo veo a Ann posar su atención en mí. Elevo mis hombros, realmente ahora me estaba pensando ir a ese viaje.
- No lo sé. - digo, ella sonríe.
- Anda, tienes que ir. Todos los de esta mesa vamos a ir, tú no puedes ser la excepción. - su mano acaricia mi hombro y yo me alejo, mis ojos van a Ann que yace con sus cejas fruncidas.
- Si Ann va yo voy. - digo lo suficiente fuerte para que Ann me escuche, el rostro de Alenea se distorsiona en una mueca y el silencio se hace presente, me da gracia pero aguanto la risa. La castaña tiene sus ojos fijos en mí, sus grandes ojos me examinan y me ven como si hubiera dicho alguna locura.
Gustavo me ve incrédulo por mis palabras, Ann se compone un mechón de cabello tras la oreja.
- Yo voy a ir. - dice tímidamente, la veo satisfecho y sonrío para volver mi mirada a Alenea.
- Ella va a ir. - repito, ella me da una sonrisa fingida y se levanta para regresar a su lugar. Había pedido un sándwich mediterráneo que a penas y había mordido, me dispongo a seguir comiendo como si nada y enfrente veo que Celine junto con Rob tienen su mirada fija en mí. - ¿Qué? - pregunto comiendo. Mi prima se acerca a mí.
- ¿Cómo que "qué"? Tú nunca has ido a esos viajes, yo te he querido convencer cuando has estado por aquí, ¿Por qué ahora? - genial, sus ojos me escuadriñan de manera acusatoria.

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Sálvame
PuisiAnn sufría mucho, desde pequeña todo lo que su vida implicaba eran lágrimas, sabía que necesitaba algo de dónde agarrarse para no caer de nuevo y quebrarse. Y no se imaginaba que esa mirada fría teñida de verde sería su salvación, sin embargo, con l...