La Parca.

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Hay una prueba irrefutable de que todos somos iguales. Antes o después, la todopoderosa muerte viene a visitarnos con guadaña en mano. Quizá aunque se plante delante de tí, con la guadaña ya sobre sus hombros, puede pasarle por la cabeza el perdonarte la vida y dejar que existas un poco más; pero no siempre es clemente.

Y cuando hablo de igualdad, no hablo de racismo, ni sexismo, ni demás -ismos. No. Hablo de que, a absolutamente todos, a tí, a mí, etc. Antes o después, nos encontramos de la mano de este ente esquelético con capa y armado con una herramienta segadora de almas.

Por eso, nunca has de discriminar -ni dejar que seas discriminado-, porque sólo has de pensar "todos somos iguales ante la muerte".

Relatos y pensamientos de un mortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora